Un enorme muñeco que personificaba a la educación, con un rostro que sintetizaba la situación límite que atraviesa el sistema educativo luego de décadas de abandono, encabezó la marcha que se le animó a las bajas temperaturas que azotaban a la ciudad balnearia en esos días.
Compañeros del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, SUTEBA, ATE, Judiciales, junto a trabajadores del INAREPS, el INIDEP, INE, el Teatro Audito-rium, los Hospitales Públicos y distintas áreas estatales con delegación en Mar del Plata, se reunieron en la delegación local del Ministerio de Trabajo de la Nación para, mate en mano y mucho abrigo, recorrer las calles del microcentro.
También se sumaron a la columna compañeros desocupados de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
“Soplan vientos nuevos en Argentina”, aseguró Héctor Maciel de la CCC para reafirmar que “al gobierno le preocupa la rebelión salarial y social. Quieren terminar con los piquetes, y no se dan cuenta que lo pueden hacer de una manera muy sencilla, dándole el aumento que piden los trabajadores desocupados y llevando los salarios del resto de los trabajadores a los valores de la canasta familiar”.
La jornada coincide con la resolución de la OIT que exigió al gobierno nacional la libertad sindical reclamada por la CTA, en el marco de su 93ª Conferencia anual, y resolvió sancionar al gobierno argentino por la incompatibilidad de la ley de asociaciones sindicales con el Convenio 87 de libertad y democracia sindical de dicha organización internacional.
“Los compañeros que están en Ginebra consiguieron un logro histórico, porque no sólo se enfrentaron a la presión de los poderosos, sino a la de los sindicalistas burócratas que ven perder sus negocios, con trabajadores reorganizándose, peleando por su casa propia.”, afirmó Fernando Ledesma del Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata y agregó “pero, por sobre todas las cosas, éste es un triunfo conseguido desde la calle, donde hoy estamos nuevamente, reclamando lo que nos corresponde como trabajadores, la salud, la educación, la justicia, el trabajo y la dignidad”.
En ese sentido, Raúl Calamante, secretario general de la CTA local manifestó que “la libertad sindical tiene que entendérsela en el marco de un contexto en donde el 50 por ciento de los trabajadores está en negro, hay más de 2 millones de desocupados y en el Consejo del Salario debaten sobre los ingresos de los trabajadores los mismos que fueron cómplices de la instauración de las políticas neoliberales en nuestro país”.
“Por eso, libertad sindical es sinónimo de justa distribución de la riqueza” resaltó Calamante, quien resaltó que “el gobierno no puede hablar de superávit cuando los pibes no comen, las familias no pueden enviar su hijos a la escuela y los jubilados no pueden siquiera pensar en atender su salud, cuando sus ingresos siguen congelados”.