El ministro de Economía, Roberto Lavagna, sostuvo que para aumentar la inversión en el sector energético hay que renegociar «cuanto antes» los contratos de los servicios públicos privatizados.
Para elevar la inversión en la economía argentina, indicó Lavagna, es necesario mejorar el nivel de infraestructura energética y, con este objetivo, «se están renegociando los contratos». Según su visión, los esfuerzos son necesarios «tanto en materia de generación como de distribución».
Tras aclarar que no quería extenderse demasiado sobre la cuestión porque «no es responsabilidad primaria» de su cartera -sino del Ministerio de Planificación Federal, que conduce Julio De Vido-, Lavagna destacó que «es de esperar que [los contratos] se vayan formalizando cuanto antes».
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En una entrevista realizada para la revista del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), publicada ayer, Lavagna dijo que el Estado no debe producir bienes ni servicios que pueden ser prestados por el sector privado.
El ministro opinó que es necesario discutir «las fronteras del Estado» en general y «la gratuidad de la educación en el nivel terciario», en particular.}}
Cuando se le preguntó cuál debería ser el rol del Estado, respondió que no debe ser «proveedor de bienes ni de servicios que pueden ser prestados por la actividad privada». Al mismo tiempo, consideró que debe mantenerse «alejado también de las presiones sectoriales de los grupos de interés», algo que «no se dice desde la derecha», cuando ese sector político se refiere al rol del Estado en la economía.
«Hoy, la Argentina tiene el mayor superávit primario en 50 años», afirmó el ministro, y señaló que «entre los múltiples factores que lo determinan, el principal es haber sabido poner al Estado al margen y a resguardo de los grupos sectoriales de presión, que le piden que se aleje cuando hay beneficios y que venga a hacerse cargo de las pérdidas cuando ello ocurre».
Para el jefe del Palacio de Hacienda, el Estado debe estar retirado «de dos tareas que fueron habituales en la Argentina de los últimos 30 años: el Estado produciendo y el Estado haciéndose cargo de las pérdidas de sectores privados».
En cambio, expresó, las prioridades públicas deberían focalizarse en «todo lo que tiene que ver con educación y con inclusión y movilidad social, así como algunos aspectos que tienen que ver con el desarrollo de la ciencia y la tecnología deberían ser políticas de Estado».
En cuanto a la tarea del sector privado, consideró que su objetivo es «ganar plata; invertir, asegurando que la productividad mejore y, claramente, mejorar la distribución» de ingresos, que podría darse en forma directa con los empleados, en la medida en que aumentan las utilidades, o indirecta con la comunidad en general, por la vía de reducciones en los precios. «Y, por supuesto -agregó Lavagna-, pagando impuestos.»
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Cómo financiar el proceso de inversión de mediano y largo plazo fue otro de los temas centrales a los que se refirió Lavagna en la entrevista.
El ministro destacó que, al tener superávit fiscal, el Estado dejó de requerir fondos en el sistema financiero, liberando recursos para que puedan ser asignados al sector privado. Entonces, puso el foco sobre los bancos, que deberían actuar en tal sentido: «Yo ya les he dicho a los banqueros: o entienden que ahora tienen que prestarle más al sector privado en todas sus categorías, o tendrán que cerrar, porque no van a conseguir rentabilidad prestándole al Estado».
La respuesta, indicó, ya se está produciendo. Los bancos «han entendido» que su negocio debe ser dar préstamos a empresas pequeñas y grandes, y a individuos.
Al referirse al futuro del Mercosur, el ministro opinó que «fue perdiendo el rumbo durante los 90, sencillamente porque la Argentina aplicó una política económica de apertura tan fuerte que los proyectos de integración industrial se fueron diluyendo y las inversiones se fueron radicando en Brasil».
Para retomar un sendero ascendente en la integración, será necesario «que en algún momento podamos ser capaces de discutir nuevas reglas, para que el Mercosur pueda salir de su relativo letargo. De lo contrario, no avanzará», opinó.
La Nación, 26-05-05