“Es una cuestión cultural. Yo me formé laboralmente en un contexto donde la camaradería y la solidaridad eran cuestiones de todos los días”, sentencia Baliani pintando una época que lo vio ingresar a DEBA, como ayudante en la sala de máquinas, en 1971. “Tengo que destacar a mi maestro Carlos Cepero, hoy fallecido, quien era jefe de la sala de máquinas. Un compañero excelente, derecho como ví pocos en mi vida. Muy respetado y con una condición que considero primordial para el lugar que ocupaba, jamás ocultaba nada”, rememora el compañero.
Inmediatamente menciona a sus compañeros, “de ellos aprendí muchísimo también. Tampoco nos ocultábamos nada.
Creo que esa característica es la que selló a los trabajadores de aquella época. Lo que sirvió para hablar de una familia lucifuercista. Y lo que después se tuvo que destruir para poder privatizar”.
Juan recuerda que ocupó varios lugares en el esquema laboral de la empresa. Fue ordenanza, toma estado, cobró en la calle, fue auxiliar administrativo, área en la que, luego afianzó su trabajo.
{{{El ingreso al Sindicato.}}}
Para Juan el Sindicato es su vida. “Él me enseñó el 95 por ciento de las cosas que se y eso no se olvida.”
“Y cuando puse en duda cierto sector del sindicalismo que nos terminó entregando. Ese que coqueteaba con los patrones, las privatizadas y el poder de turno, en Dolores, encontramos resguardo. El Sindicato de Luz y Fuerza Mar del Plata nos marcó un camino que sería difícil y muy duro, pero plagado de esperanza y convicciones que uno no tenía que entregar. Fue un alivio. Jamás voy a olvidar esa asamblea donde decidimos pasarnos a Mar del Plata. El 100 por ciento de los compañeros no lo dudamos” señala el compañero, “tampoco se olvida el respeto y la Atención de los compañeros de Mar del Plata”.
{{{Recuerdos de los 70}}}
Baliani se conmueve cuando habla de sus años de ingresante. “Dolores generaba con 6 maquinas para toda la zona. Era una época de esplendor.
La planta llegaba a más de 140 compañeros. Eramos una verdadera familia. Los encuentros se multiplicaban y la amistad entre compañeros se fortalecía” describe.
Quien podía imaginarse tiempos distintos, de despidos y atomización.
Baliani encuentra respuestas con rapidez “habíamos construído una fuerza indestructible”.
{{{Los tiempos difíciles}}}
Baliani dio en el clavo. Pero sumo un componente muy fuerte, la actitud de la ciudadanía ante la consumación de la privatización. “Si bien pudimos recolectar las firmas de más de 4500 vecinos, buena parte de la ciudadanía había sido convencida de que lo mejor era privatizar. Muchos vecinos seguían con la idea de que en cada tarea que se hacia había un trabajador que la realizaba y cuatro haraganes que acompañaban. Una locura que se fue incorporando lentamente al inconsciente de muchos.”.
“Hoy muchos vecinos nos piden disculpas por no habernos apoyado en la lucha contra la privatización, por haber pensado de esa manera y yo les digo que nunca es tarde, que hay que seguir peleando. Nos va dedicar mucho esfuerzo, hay que romper con esa idea instalada en muchos de vivir el día y nada más. Pero nada es imposible” confía Baliani y resalta que la perdurabilidad en el tiempo de la crisis energética a despertado a muchos. “La crisis es la señal que indica que las privatizadas no invirtieron porque solo les interesa recaudar. Y cuando no puedan recaudar mas, se irán, como ya lo han hecho en nuestro país y en otras partes del mundo”.
por Juan Baliani
Un compañero
Tantos años de lucha no pueden ser identificables, para muchas personas, si junto al recuerdo no se escriben nombres y apellidos. Para Baliani hay uno muy fuerte es el de Néstor Oldoni, el actual delegado de Dolores. “Un compañero de ruta irreductible. Tengo que nombrar a muchos mas, pero se que no se van a enojar, porque Oldoni es un símbolo para el sindicato. Un compañero que uno sabe que nadie va a torcer”.