Ya no solo es la “quijoteada” del MO.RE.N.O (Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora) que desde hace años viene denunciando el accionar de la trasnacional. Ni tampoco el ARI que acaba de presentar a la Comisión Nacional de Valores una denuncia contra REPSOL por un eventual fraude a sus accionistas al anunciar una caída en su nivel de reservas de un 25%.
{{Las denuncias transitan el país y el mundo.}}
_ Repsol declara una baja de un 25 por ciento en sus reservas de petróleo y gas. Dentro de ese 25%, la baja en la Argentina es del 42% y en Bolivia del 53 por ciento. El escándalo internacional incluye diferentes demandas de accionistas en Estados Unidos, por fraude e información engañosa y falsa, y posturas inclaudicables de gobiernos como el de Bolivia que ha tomado como propia la denuncia y donde también, la justicia investiga a la filial de la empresa en ese país por un fraude de 9 millones de dólares por contrabando y falsificación de documentos aduaneros.
En España, la petrolera también enfrenta resistencias, como en Almería y las Islas Canarias o las penalizaciones por contaminación en Tarragona.
En Neuquén las denuncias por contaminación en las napas subterráneas se multiplican.
Mientras tanto, a pesar de la catarata de denuncias, REPSOL muestra impune sus logros (la continuidad en nuestro país de una política que santifica el chantaje de las privatizadas), un 30 por ciento más de crecimiento durante el año que paso, si es que esas cifras son comparadas con las del 2004.
Indudablemente la política del chantaje le ha dado resultado a la trasnacional. Le permite explotar petróleo barato tanto en Libia como en nuestro país o como antes de la asunción del gobierno de Morales lo hacia en Bolivia.
En Argentina las denuncias en el CIADI le permitieron arrancarle al gobierno contratos ilimitados para explotar nuestra plataforma submarina. Y en Neuquén subsidia el proyecto presidencial de su actual gobernador, a pesar de las denuncias ya mencionadas de las comunidades mapuches, organizaciones ciudadanas y sindicales.
Indudablemente esta cataratas de denuncias que, además se desparraman en la opinión publica y que, la mayoría de los medios de difusión masiva no difunden, marcan un tiempo nuevo que deberá profundizarse para desenmascarar este saqueo sistemático.
Son acciones que revelan comportamientos y complicidades. Y que llevan a la necesidad, desde la urgencia, de parir una nueva ley de hidrocarburos.
Según un informe del MO.R.E.N.O. “en el proceso de privatización del petróleo (1990-1993) el estado vendió 250 millones de metros cúbicos de reservas “probadas” que pasaron a compañías privadas. Desde ese momento hasta hoy se produjeron más de 500 millones de metros cúbicos de petróleo crudo y queda hoy, en los yacimientos, una reserva “probada” de 450 millones de metros cúbicos, “oficialmente” certificados.
De manera que el total de petróleo, el extraído más las reservas remanentes, suman 950 millones de metros cúbicos, esto equivale a 700 millones de metros cúbicos más de los que vendió el Estado Argentino cuando se privatizó. El valor bruto de este “excedente” de petróleo equivale hoy, aproximadamente, al valor de nuestra fraguada deuda externa. Aproximadamente el 95 % del total de estas reservas, los 950 millones, corresponden a los viejos yacimientos de la YPF estatal. No se han descubierto nuevos yacimientos de importancia después de la privatización del petróleo.
Visto en perspectiva histórica, a partir de la privatización estamos viviendo un período aproximado de unos 20 años en el que se consumirán las reservas que el estado tardó 80 años en descubrir. Por lo tanto, en menos de 10 años pasaremos de ser exportadores de petróleo crudo a ser importadores.”
Otro dato no solo suma, esclarece. El ingeniero Nicolás Verini, Director del Instituto Nacional del Gas y el Petróleo y docente de la UBA asegura que la consultora norteamericana Faffney and Cline, contratada por José Estenssoro para evaluar las reservas de YPF comprobó que a la empresa estatal se “le borró de un plumazo” 100 millones de metros cúbicos de reservas de petróleo, aduciendo que los técnicos de YPF habían sobrevaluado las mismas.
Solo podemos hablar en serio de recuperación económica y crecimiento, si hay voluntad política de recuperar íntegramente los yacimientos y áreas petroleras para su explotación e industrialización, en beneficio de nuestra gente. Deteniendo la depredación, recuperando el patrimonio y la soberanía, consumiendo el petróleo y el gas, sin hipotecar el futuro. En fin, transitando el camino que nos permita volver a ser una nación íntegra y soberana.