_ Estas circunstancias son las que intenta aprovechar Manuel López Obrador, que dejó el cargo de gobernador del superpoblado Distrito Federal de México, para presentar su candidatura presidencial por el PRD, Partido de la Revolución Democrática, de centro izquierda.
_ Desde hace meses los tres principales partidos mexicanos gastan grandes cantidades de dinero en campañas que tienen más de escaparate que de contenido. Al margen de ellas, se desarrolló “la otra campaña”, promovida por el movimiento zapatista que desde el sureño territorio de Chiapas, salió a recorrer el país. Varios comandantes indígenas y el propio Marcos, han mantenido reuniones con movimientos sociales y populares, escuchando los problemas y las soluciones que propone la gente. Los zapatistas se distancian del proceso electoral al que consideran una farsa en la que los ciudadanos son convidados de piedra. Intentan estructurar un movimiento de base amplio que con el tiempo pueda tener un peso decisivo para cambiar el rumbo del país. Pero en todo caso, esta propuesta es a medio o largo plazo y a pocas horas de los comicios, todo gira en torno a las candidaturas de los aspirantes a gobernar el país durante seis años.
{{Muchos candidatos, pero solo dos con posibilidades reales}}
Las encuestas -no del todo fiables por los antecedentes en anteriores elecciones mexicanas- indican que en realidad son dos los candidatos con posibilidades de ganar: López Obrador del PRD y Felipe Calderón, del oficialista PAN. Ambos se reparten aproximadamente un 35 por ciento de las intenciones de voto, mientras que Roberto Madrazo, del PRI, no supera el 27 por ciento. Un dato a tener en cuenta es que dadas las características de las elecciones mexicanas, pesa mucho el «aparato» político que posee cada candidato. En tal sentido, hay quienes indican que esa puede ser la fuerza que permita a Roberto Madrazo que se recuesta en el bien aceitado mecanismo del PRI, dar una sorpresa. El que presenta más debilidades en cuanto a estructura es el candidato del PRD, López Obrador, que en algunas regiones del territorio mexicano es casi inexistente. De todos modos, la clave está en el 15 por ciento de indecisos. Sobre ellos concentran los aspirantes sus esfuerzos publicitarios y el fuego cruzado de mutuas y sucias descalificaciones. Los mayores esfuerzos no son en explicar lo que harán en el gobierno, sino en desmerecer o a enjuiciar a su rival.
_ La campaña electoral ha intentado tapar las crujientes grietas de una sociedad que reclama por situaciones injustas. Durante el gobierno de FOX se han acumulado denuncias por violaciones de los derechos humanos. Las más recientes son escandalosas: la represión de una huelga metalúrgica con varios muertos y heridos; la represión de vendedores ambulantes y pobladores de San Salvador de Atenco, con al menos dos muertos, heridos y desaparecidos. Y decenas de denuncias por maltrato y violaciones de mujeres detenidas en puestos policiales. Más recientemente, la represión de la huelga de maestros en Oaxaca también con un saldo de muertos, heridos y detenidos. Y el trasfondo de la permanente migración hacia Estados Unidos, intento cada vez mas difícil por las barreras físicas y legales impuestas por el gobierno del norte. El NAFTA, el acuerdo comercial suscripto por México con Estados Unidos y Canadá en 1994, no ha frenado la corriente migratoria. Son miles los que cada amanecer se preparan para intentar el cruce de la frontera en busca de una oportunidad que no encuentran en su tierra. Eso a pesar de que el refuerzo de las medidas de control en la frontera, las oficiales y las «espontáneas» de grupos blancos racistas, han provocado que los «polleros», los guías de los «espaldas mojadas» en su intento de cruce de frontera, hayan duplicado sus tarifas en los últimos días.
_ Precisamente un índice del pesimismo de los mexicanos en cuanto a las posibilidades reales de cambios según el vencedor, se manifiesta claramente entre los millones de ciudadanos emigrados a los Estados Unidos y que por primera vez están habilitados para participar.
_ En algunas de las ciudades norteamericanas más densamente pobladas por migrantes mexicanos, apenas unos pocos centenares se han registrado para emitir su voto. Ni siquiera los medios de comunicación hispanos han logrado interesar a los inmigrantes. Consultados por los periodistas las respuestas parecen calcadas: «Gane quien gane todo seguirá igual» . «Nadie se preocupará por la gente y la emigración continuará». «Muchas promesas los días antes, pero todos terminan dando la espalda a los problemas de la gente». El escepticismo es tan grande que ni siquiera tienen en cuenta que conforman una fuerza electoral que podría ser decisiva en estas presidenciales. Las cifras no son oficiales, pero se calcula que el número de mexicanos residentes en Estados Unidos, oscila entre 20 y 25 millones de ciudadanos. Pero en su gran mayoría muestran indiferencia. No creen que estos comicios puedan cambiar la situación de los mexicanos.
{{No cabe esperar cambios estructurales}}
En los cierres de campaña, López Obrador que llenó la Plaza del Zócalo en el DF, intentó tranquilizar al empresariado, anticipando que sus intenciones de mejorar la distribución de la riqueza no modificarían la política macroeconómica de México. Más claro, que la economía se regiría por conceptos técnicos no ideológicos. El candidato insistió también en sus apelaciones a reducir las desigualdades, fiel al lema de su campaña «primero los pobres», con lo cual trató de conformar a todos, a quienes tienen y a quienes esperan. Si resulta elegido, ya veremos como resuelve la cuestión.
_ Felipe Calderón se mostró como un gestor eficiente, y duro con la delincuencia. (La inseguridad ha sido uno de los caballos de batalla de los candidatos porque es una preocupación real en amplios sectores de la sociedad mexicana). Los apoyos de última hora que hicieron públicos en su favor grupos de ultraderecha, dificultaron sus esfuerzos para aparecer como una candidatura equilibrada y centrista.
_ Madrazo demostró que el aparato del PRI sigue funcionando en lo que denominan «el acarreo», y también cerró con un acto multitudinario, donde auguró el «regreso» de su partido al poder político en México. En definitiva el PRI es quien mantiene el mayor número de gobernadores y de parlamentarios y eso contribuye a que tenga una presencia fuerte en todo el territorio. Advirtió a sus partidarios que deben rechazar el reclamo de «voto útil» que lanzan desde el PRD y desde el PAN, porque el PRI «puede ganar».
_ Los pronósticos no permiten optimismos. Sea el vencedor López Obrador o sea su rival Calderón, o una eventual sorpresa de Madrazo, no habrá modificaciones estructurales. Y algo que conviene recordar: ambos candidatos y sus partidos, no son mas que desprendimientos históricos del mismo tronco: el legendario PRI, una maquinaria política que hace muchos años que abandonó sus impulsos transformadores y que a pesar del término “revolucionario” en su sigla, es una estructura burocrática que sigue generando aspirantes a disfrutar los cargos públicos en provecho propio o en el de sus familiares o compinches. Algo que seguramente contamina también a sus herederos políticos y hoy aspirantes a la presidencia de México.