Estuvo a cargo de profesionales de la salud y las leyes, integrantes del grupo de extensión “Acoso laboral – mobbing” de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Mag. Elsa Martín, Mag. Néstor Alfonso, Lic. Marta Tetamanti y Dr. Pedro Pérez.
La charla abierta con entrada libre y gratuita fue un corolario de la serie de talleres con similares características que se desarrolló a lo largo de cinco encuentros iniciados en agosto. Éstos se ofrecieron a delegados sindicales de la Central 9 de Julio, EDEA y los trabajadores convocados por la Asociación Bancaria y el SEC. Estos encuentros sirvieron para que los trabajadores se hicieran de herramientas para detectar y reaccionar a tiempo antes las instigaciones en los diferentes ámbitos laborales.
Los disertantes explicaron que los estudios sobre el mercado laboral argentino ubican los comienzos del deterioro en las condiciones de trabajo hace unos 25 años. El mobbing es un tema enmarcado en los estudios del trabajo en América Latina. El propósito de la charla fue el de alertar sobre la existencia del acoso moral y psicológico como una modalidad abusiva que afecta a un gran número de trabajadores, determinando con claridad las situaciones que lo generan, identificando los casos en que se dan estas situaciones y definiendo el perfil del acosador.
{{Mobbing: última moda en instigación moral}}
“Se ha puesto, lamentablemente, de moda esta circunstancia que se está dando en muchas empresas, sobre todo las privatizadas. No es algo nuevo pero sí se está evidenciando mucho en los últimos tiempos. Las leyes de seguridad e higiene todavía no lo contemplan”, explicó el Secretario Gremial de Luz y Fuerza Mar del Plata, Axel Zárate, al dar la bienvenida a más de cien asistentes que intervinieron con sus vivencias durante el transcurso de la disertación.
Antes de dar la palabra a los especialistas, Zárate comentó la experiencia de los trabajadores a los que representa Luz y Fuerza Mar del Plata: “concretamente en EDEA S.A., en el sector de Atención Comercial, tuvimos un considerable número de carpetas médicas por stress laboral. Desde el Sindicato habíamos llevado a cabo algunas acciones pero, luego de participar de los encuentros sobre mobbing (to mob: acosar), adquirimos conocimientos que van a servir para que tomemos nuevas acciones en defensa de la salud de nuestros compañeros”.
“El acoso laboral en el lugar de trabajo es una situación posible de ser detectada por los delegados sindicales, dado que la persona afectada en su faz anímica, es difícil que pueda defenderse”, explicó Elsa Martín, quien señaló, además, que el mobbing “es un fenómeno tanto psicológico como social. No es algo que se da solamente entre el personaje perverso o acosador y el acosado o la víctima. El entorno social donde el trabajador o trabajadora se desempeña facilita el mobbing. Hay testigos, que se denominan ‘mudos’ que ven lo que sucede y dejan que siga pasando”.
Por su parte, y en coincidencia con Elsa Martín, Néstor Alfonso rescató la experiencia de haber confrontado las investigaciones teóricas desarrolladas por el grupo de extensión, con la experiencia real de los trabajadores, a lo largo de los encuentros precedentes. “Ver cómo los compañeros explicaron sus casos concretos, en el caso de Luz y Fuerza Mar del Plata, en relación al proceso de privatización que tuvo lugar y de qué modo la circunstancia ha sido facilitadora de este mal, ha enriquecido nuestro trabajo”.
“En la Argentina, el contexto económico y social es facilitador, hace que el acoso se desarrolle con más fuerza y soltura”, disparó Martín, a lo que Néstor Alonso agregó: “el mobbing tiene características diferenciales en los distintos países y si analizamos el proceso de desarrollo neo conservador que ha sufrido la Argentina, fundamentalmente en los años 90, veremos que la sociedad miraba expectante cómo nos caían los males que traía la privatización. Uno de los efectos que tuvo este modelo económico se expresó en el desempleo que veíamos, sentíamos o nos tocaba de cerca. Esto llegaba a generar una parálisis en la mente de cada uno de nosotros. Imaginemos cómo el miedo al desempleo en el trabajador hace que vaya aceptando condiciones cada vez más desfavorables”.
Al respecto, expresó Elsa Martín que el acoso psicológico en el lugar de trabajo no es físico y, generalmente, es una conducta sutil y frecuente. “Cualquiera de nosotros puede recaer en la conducta de mobbing. Está culturalmente naturalizada la burla por la apariencia física de alguien, o su forma de vestir, o su religión, ideología. Es algo que estaría permitido. La diferencia con el acosador es que no se siente culpable al realizarlo”, detalló, al tiempo que explicó que esta persona persigue el objetivo claro de destruir a la víctima y que abandone el lugar de trabajo “destruido”.
Los estudios de mobbing comenzaron a realizarse en la década del ’80. El investigador más importante en la materia es el psiquiatra alemán Heinz Leiman, quien ha logrado una tipificación de 45 casos. Algunas de las conductas recurrentes consisten en aislar a la persona, humillarla, ignorarla, incomunicarla, no dirigirle la mirada durante conversaciones, propagar rumores malintencionados, quitarla de grupos de personas donde se desenvuelve con comodidad.
Acerca de las etapas del mobbing, los especialistas indicaron que la primera es la fase del conflicto. Lo importante, cuando aparecen diferencias con compañeros, es intentar resolverlas, porque los conflictos no resueltos pueden ser caldo de cultivo del mobbing En la segunda etapa, el acosador ha identificado a su víctima y comienzan los ataques. En un principio, la persona acosada niega lo que le está pasando, lo cual es una forma de defensa. La tercera etapa sería la de intervención de la empresa que, en el mejor de los casos, puede descubrir la estrategia del mobbing y apartar al acosador. Sin embargo, en la mayoría de los casos, como la empresa desconoce el tema o el maltrato le es funcional, se convierte en otro agente de acoso.
“Los instrumentos son colectivos. Que exista esta desatención por parte de la empresa, situación que hace favorable el mobbing no tiene que cegarnos a todos. Tenemos la posibilidad de recurrir a nuestros delegados sindicales”, aclaró Marta Tetamanti.
Por su parte, el Dr. Pedro Pérez se refirió a la legislación provincial respecto del mobbing y remarcó, citando un ejemplo que tuvo lugar en Río Negro que “aún no estando normado a nivel nacional, existe antecedente de que la Justicia Laboral ha entendido que se dan situaciones propias de acoso laboral que aunque no estén tipificadas tales, habilitan entender la situación como una injuria”. Además, el abogado evacuó las dudas referentes a la compilación de pruebas que acrediten la existencia del acoso y cómo proceder a la denuncia de eventuales casos.
Las consecuencias del mobbing son el miedo, la vergüenza, la confusión, la culpa y la parálisis, sumado a enfermedades físicas y estado de alarma permanente. Esta situación implica renuncias, despedidos, ausentismo, disminución de la productividad de los trabajadores perjudicados y el malestar de las relaciones laborales se traslada al seno de los hogares, hasta generar daños tales como la desmembración de familias.