El hábitat en el que el acosador aprovecha, son empresas cuya organización no está bien definida, ni existe distribución de responsabilidades y tareas. Una de las actitudes frecuentes del acosador es la de ridiculizar al acosado, no sólo por su trabajo, sino también por cuestiones personales como su forma de vestir, su estilo de vida, su voz o sus gestos. Cuando el acosador tiene un rol superior al del acosado, éste le asigna tareas demasiado complejas, o demasiado simples y repetitivas, le oculta información importante y cambia las reglas de juego sin aviso.
El acosador puede esconder información relevante al acosado y favorecer a otros empleados en presencia de la víctima fomentando en su interior un sentimiento de injusticia y desigualdad que muy probablemente le traerá repercusiones en su vida personal, tales como ansiedad, depresión, irritabilidad y frustración.
El objetivo suele ser reducir la influencia social de un subordinado en su entorno, o bien, forzarlo inmoralmente a dejar el trabajo de manera voluntaria o a solicitar el cambio o la baja, eliminándolo del propio lugar de trabajo. Las personalidades malvadas utilizan el poder para aniquilar el crecimiento humano y espiritual de los demás, con el propósito de preservar y defender la integridad de sus propias personalidades enfermizas. Los perversos narcisistas sienten una envidia muy intensa hacia los que parecen poseer cosas que ellos no poseen o hacia los que simplemente gozan de la vida.
Psiquiatras que se ocuparon de investigar el tema afirman que las personas que acosan tienen características narcisistas excesivas, pero esta perversión no llega a derivar en enfermedades mentales graves. Son personas con ausencia de escrúpulos, característica que les permite el abuso hacia las personas que tienen en su entorno laboral. Son personas cuya falsedad la utilizan como arma contra sus víctimas, de forma indiscriminada.
Este tipo de abuso lo realizan, en un 58 por ciento, los jefes, que se aprovechan de su situación de privilegio y fuerza para perjudicar a trabajadores competentes, leales y buenos compañeros, y que piensan que éstos le pueden “hacer sombra”.
Hay casos en los que el acoso es llevado adelante, por ejemplo, por trabajadores del mismo nivel, que maltratan a un compañero con el fin de obtener su puesto o sus condiciones de trabajo.
La manipulación desde la empresa se repite con una frecuencia elevada. En ocasiones, las compañías utilizan de forma sistemática el mobbing para que el trabajador pida la baja voluntaria o por enfermedad. También existe el acoso de subalterno a jerárquico pero en un número infinitamente más pequeño (sólo en un 0,01 por ciento).
Entre las características del hombre o mujer que practica el acoso psicológico sobre sus compañeros, subordinados o superiores jerárquicos, se puede hablar de una perversión natural y, generalmente, incompetencia en la labor que desempeña. Suele ser insensible, falto de ética, narcisista, agresivo compulsivo, cobarde, mal compañero, tiránico, inestable y manipulador.
Vale recordar que el acoso psicológico en el lugar de trabajo no es físico y, comúnmente, es una conducta sutil y frecuente. Es importante remarcar que cuando el abusador es desenmascarado por su entorno, es muy hábil colocándose en la posición de la víctima y denuncia rápidamente un complot contra él. Revierte la situación para convencer a los demás de que él es juguete de una campaña de persecución.
{{{Perversión y abuso silencioso.}}}
En el marco del encuentro que fue organizado por el Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, el Sindicato de Empleados de Comercio y la Asociación Bancaria, como cierre de la primera etapa de talleres sobre mobbing, la Magíster Elsa Martín explicó que “cualquiera de nosotros puede recaer en la conducta de mobbing. Está culturalmente naturalizada la burla por la apariencia física de alguien, o su forma de vestir, su religión o su ideología. Es algo que estaría permitido. La diferencia con el acosador es que éste no se siente culpable al realizarlo”.
La acompañaron en la disertación en el salón de actos del gremio, profesionales de la salud y las leyes, integrantes del grupo de extensión “Acoso laboral – mobbing” de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Magíster Néstor Alfonso, la Licenciada Marta Tetamanti y el Doctor Pedro Pérez.
La primera etapa de talleres, desarrollada en agosto, se ofreció a delegados sindicales de la Central 9 de Julio, EDEA y los trabajadores convocados por la Asociación Bancaria y el SEC, y sirvieron para que los trabajadores se hicieran de herramientas para detectar y reaccionar a tiempo ante las instigaciones en los diferentes ámbitos laborales.