Los nombres que picaron en punta para quedarse con el 25 por ciento del paquete accionario de YPF son un signo contundente: responden a la más clara continuidad con las políticas de explotación y entrega de los 90. No hablamos de capital productivo o grupos relacionados con el negocio de la energía sino de intereses financieros y especulativos que instalan, anunciando la vuelta, la confirmación de que nunca se fueron. Basta con mencionar entre los interesados a Enrique Eskenazi (Grupo Petersen), Jorge Brito (Banco Macro) y Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000) como botón de muestra.
Pero es más interesante aún quedarse con las recientes apreciaciones del ministro de Planificación de la Nación, Julio de Vido, que confirmó (sin avanzar en nombres) que hay un solo nombre en carrera para quedarse con la cuarta parte de YPF. Ese nombre ya ganó (no inocentemente) los titulares de los diarios: Enrique Eskenazi.
El holding que pilotea Eskenazi tiene bajo su control los bancos provinciales de Santa Cruz, Santa Fe, San Juan y Entre Ríos. Junto con la rama financiera, el grupo maneja la constructora Petersen, Thiele y Cruz, que ha sido una de las empresas que más obras viales se adjudicó en los últimos años.
Como “bonus track”, Eskenazi tiene, desde hace varios años, una llegada directa al círculo íntimo de la administración kirchnerista. Actualmente, el ex banco provincial -que privatizó el actual presidente cuando era gobernador en la década del 90- es controlado por Eskenazi, al cual los funcionarios le encomendaron la «administración» de los 500 millones de dólares que la Provincia tiene depositados en el exterior desde hace varios años.
¿Es Eskenazi el que se queda con el 25 por ciento del paquete accionario de YPF? ¿A dónde fue a parar la encuesta que el presidente Kirchner mostró a las Madres y al MORENO asegurándoles que el 70 por ciento de los argentinos querían que la empresa volviera a manos del Estado? Una variante (que espanta a Repsol) y que desde diferentes sectores del kirchnerismo aseguraban sería la carta que jugaría el gobierno para concretar su promesa de «argentinizar» YPF antes de las elecciones de octubre. ¿O será que octubre esta muy lejos?
{{{Un negocio al que no hay crisis que lo pare.}}}
En el período 2001-2006 YPF distribuyó dividendos en efectivo por 8.200 millones de dólares, lo que significa que en apenas seis años Repsol recuperó más de la mitad de lo que desembolsó para adquirir el 99 por ciento de las acciones de la ex petrolera estatal. Esa montaña de dinero, que fue a la caja o al bolsillo de accionistas, contrasta con el bajo nivel de inversiones que realizó la compañía en los últimos años. Por otra parte, debido a la menor presión impositiva a las ganancias que hay en la Argentina respecto de España y a la negativa del Gobierno a corregir distorsiones tributarias que conoce, por esas utilidades giradas al exterior, el fisco local resignó varios cientos de millones de dólares que igualmente fueron pagados por la petrolera o sus accionistas pero a fiscos de España u otros países.
Según un trabajo realizado para Página 12 por el periodista Marcelo Zlotogwiazda “mientras que en la Argentina la alícuota máxima para ganancias de las personas tanto físicas como jurídicas es 35 por ciento, en España las personas físicas pagan el 45 por ciento si se suma como corresponde el gravamen general más la alícuota de los gobiernos autónomos. Repsol-YPF filial argentina ganó en el 2005 la suma de 5.337 millones de pesos, generando un pago de impuesto a las ganancias por 1.867 millones (el 35 por ciento), y en España los propietarias de las acciones deben pagar 538 millones más debido a los 10 puntos porcentuales de presión adicional. El ejemplo supone que se distribuyen en efectivo todas las ganancias, que no es lo que sucede. Pero si se aplica el razonamiento a lo que ocurre en la realidad, se llega a que en seis años el gobierno argentino resignó a manos del fisco español el 10 por ciento de los dividendos que remesó YPF, es decir 820 millones de dólares”.
Las últimas confirmaciones lejos están de “argentinizar” la empresa petrolera pionera, a no ser que se trabaje en vaciar un concepto que buscó vincular siempre el recurso con la soberanía y el bienestar del pueblo. Pero lo que más preocupa es que los nombres que se imponen no sólo son la continuidad de las políticas que benefician a los ricos locales perceptores de grandes ganancias y a los ejecutivos de altos ingresos, sino que ratifican la alianza de éstos con los sectores políticos que ocupan el gobierno.
El negocio que hace agua la boca. Qué tiene Repsol en cada uno de los países.
Brasil: Tiene derechos mineros sobre 26 bloques y 260 estaciones de servicio.
Chile: Tiene 208 estaciones de servicios y el 45% de Litigas, empresa de gas licuado.
Colombia: Produjo allí 2,1 millones de barriles de petróleo. Las reservas probadas netas de petróleo se estiman en 5,7 millones. También tienen una distribuidora de gas natural con 1,7 millones de clientes.
Perú: Derechos sobre 8 bloques. Produjeron 2 millones de barriles equivalentes de petróleo. En 2006 compraron a Mobil 150 estaciones de servicio. Tienen la mayor empresa de gas envasado.
Trinidad y Tobago: 7 bloques offshore de explotación. La producción neta fue 7,5 millones de barriles de petróleo y 250,5 trillones de pies de gas natural.
Venezuela: Repsol-YPF posee en Venezuela derechos mineros sobre 8 bloques. La producción neta del año fue de 20 millones de barriles equivalentes. Las reservas probadas netas de líquidos y gas a fin de año eran de 136,8 millones de barriles equivalentes. Repsol-YPF y PDVSA acordaron la migración de los convenios operativos a Empresas Mixtas. Tienen una generadora de electricidad.