Hoy, cuando el régimen explotador capitalista persiste desde aparatos represivos nunca desmontados -que siguen amenazando, secuestrando, torturando, desapareciendo y matando- en afán de ostentar su intocable poder (aún en “democradura”), más que nunca es preciso denunciar y combatir la pretensión de los sectores del Terrorismo de Estado de instaurar en la vida cotidiana la “naturalidad” de estos hechos, con el fin de usarlos como extorsión permanente contra quienes pudieran testificar en casos similares al protagonizado por Julio López, cuyo testimonio metió preso al genocida Etchecolatz.
Julio López, desde su desaparición irresuelta; Luis Gerez, Juan Puthod, Jorge González, y decenas de militantes populares amenazados, secuestrados y torturados cotidianamente, muestran la presencia cómplice de un andamiaje gubernamental que no debe seguir mirando para otro lado. De toda la militancia social solidaria depende lograr que los poderes del Estado encaucen su mirada a favor de los pueblos que luchamos por un mundo sin explotación.