{{-¿Dónde trabaja?}}
- En el taller electromecánico de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC). (…) Ingresé cuando tenía 18 años, así que ya voy a cumplir 24 años de servicio. Además actualmente estoy desempeñando también mi cargo gremial, en el Sindicato de Luz y Fuerza de mi provincia. O sea que nuestra práctica antiburocrática conceptualmente se manifiesta en eso: quien tiene una representación sindical no debe desligarse jamás de sus propios compañeros. Por eso rotamos cada dos o tres meses los permisos sindicales, para seguir trabajando, sin perjuicio de mantener la representación.
{{-¿Qué objetivos persigue como dirigente y como hombre?}}
– Hago lo que hago porque quiero a la justicia. Si bien yo nacía en una familia de pequeños propietarios y no he experimentado la injusticia que sufre tanta gente, tantos trabajadores, sé que no sólo lucha contra ella quien la padece, sino también quien la comprende. Claro que la represión la hemos sufrido nosotros también. Pero lo fundamental es que todos los que tenemos un concepto de justicia y equidad, debemos luchar para construir una nueva sociedad que permita al hombre salir de la enajenación a que lo conduce este sistema que afecta hasta el derecho de vivir. La mortalidad infantil, el analfabetismo, la deficiente sanidad, la falta de vivienda son parte de este esquema injusto.
{{-¿Cómo llegó a estas convicciones? ¿Estudiando?}}
– Sí, a través de la lectura. Yo estudié en la escuela primaria y luego hice cuatro años en una escuela técnica. Más tarde, tres años en la Universidad Tecnológica, donde me recibí de Electrotécnico. Por lo demás, leí lo que cayó en mis manos; José Ingenieros, fundamentalmente, y también novelas y ensayos sobre los problemas del movimiento obrero.
{{-¿Cuándo llegó a la Ciudad de Córdoba y cuándo comenzó su carrera gremial?}}
– Llegué a comienzos de 1944, ya al gremialismo lo practiqué en cierto modo en el 46 cuando me eligieron presidente del Centro de Alumnos en la Universidad.
{{-¿Cómo se ubicaba políticamente por entonces?}}
– Fui siempre simpatizante del peronismo.
{{-¿Qué quedó de ese pasado peronista?}}
– Mire, la simpatía y el apoyo que nosotros dábamos al peronismo estaban motivados por las reivindicaciones que, dentro del propio sistema, levantaba el peronismo. Por ejemplo, el Estatuto del Peón, el derecho a discutir convenciones de trabajo, una serie de beneficios que obtuvimos los trabajadores y hasta la redistribución de la renta nacional (fundamentalmente en la primera presidencia) fueron reivindicaciones importantes. Luego en 1954 y 1955, adoptamos una actitud crítica hacia el peronismo. Lo decimos abiertamente, es conocido, actuamos con honestidad. En la discusión sobre el petróleo, por ejemplo, estuvimos en la oposición. También cuando se planteó la separación entre la Iglesia y el Estado (con lo que estoy de acuerdo), porque se hizo de una manera que lesionaba los conceptos religiosos de mucha gente. Nos opusimos a la metodología.
{{- Su peso político a nivel nacional, se hace sentir a partir del mayo cordobés en 1969. Los acontecimientos de entonces ¿Qué influencia ejercieron sobre usted?}}
– Simplemente, fue la más elevada expresión cualitativa de una toma de conciencia del pueblo para combatir una política contraria a sus intereses. En Córdoba, particularmente, existía un gobierno que pretendía hacer la experiencia neocorporativista. La dictadura de Onganía, al avasallar la democracia, llevó a sectores populares, trabajadores y hasta empresarios y profesionales, a coincidir en esa tremenda lucha de tres días que expresaba esa toma de conciencia.
{{… -¿Por qué casi todas las respuestas las da en plural?}}
– Porque todo lo que le digo no es exclusivo, ni personal; se trata de algo compartido por todos los compañeros. Por otra parte, yo no represento a una persona, sino la posición colectiva de todos mis compañeros.
{{-¿Qué es el bien y qué es el mal?-}}
– Hay que ir a terrenos morales, filosóficos. El bien es todo aquello que satisface las necesidades vitales del hombre en tanto llena sus requerimientos de alimentación, indumentaria, educación, esparcimiento. Es lo que hace que una personalidad sea íntegra. Y el mal es lo que se le opone. El bien está en salir de la enajenación de esta sociedad, en construir un mundo donde el hombre sea hermano del hombre.
{{-¿Es difícil lograr coherencia entre lo que uno piensa y lo que uno hace?}}
– Es difícil, sí. Más aún en este tipo de sociedad, cuando nosotros pretendemos tener una moral que no sea la típica de esta sociedad, nos encontramos permanentemente con esta tabla de valores que pretendemos colocar a toda la población bajo su imperativo. Ahora es difícil, pero no imposible. Llevar a la práctica las ideas de uno requiere un esfuerzo, pero mucha gente lo hace.
{{-¿Cuál es su máxima aspiración personal?}}
– Poder estar en la construcción concreta de la nueva sociedad a que aspiramos. Ver que tomamos el camino de las grandes soluciones para nuestro pueblo sería, para mí, la máxima aspiración.
{{-¿Quién fue, en los hechos concretos y a lo largo de su vida, su peor enemigo?}}
– No podría citar a nadie porque yo tomo a la gente por lo que representa. Le explico: si uno considera un aspecto personal de un individuo, no está en una lucha social, política. Para mí, cada uno es representante de una actitud o posición de su clase. Si yo hubiera sido un hombre individualista hubiera tenido un enemigo personal. Pero yo no tengo enemigos personales; simplemente, hay gente que persigue intereses contrapuestos a los nuestros, que claudica, que traiciona. . . y entonces pasan a ser nuestros enemigos.
{{-¿Cuál es el hombre que más admira?}}
– El Che Guevara, claro.
{{-¿Cómo quisiera morir y cómo no quisiera morir?}}
– El marxismo dice que la muerte es necesaria. Yo no me planteo cómo tendré que morir. Creo que mi fin será consecuente con mi lucha, no sé en qué circunstancia. Lo importante es morir con los ideales de uno. Ahora: no me gustaría morir habiendo traicionado a mi clase.
(Tosco hace referencia a sus muchas detenciones hasta la última, en Rawson. -Nota de “8deOctubre”.)
{{-¿Cómo era la vida en el Penal?}}
– La de un penal ordinario: estábamos en celdas individuales, cerradas de 21 y 30 hasta las 7 y 30 de la mañana. (…) Yo era delegado y ecónomo de mi pabellón, pues habíamos hecho una economía socialista; todo lo que ingresaba a la cárcel se distribuía igualitariamente por pabellón y entre todos los compañeros. Si a uno lo mandaban poco, tenía lo de los demás; si a uno le mandaban mucho, lo compartía con todos. El economato consistía en distribuir en igualdad.
{{-¿De qué hablaba usted con Ongaro cuando estuvieron recluidos juntos en la cárcel de Villa Devoto?}}
– De todo. Desde nuestros nacimientos hasta la despedida. Nos contamos lo que fue la vida de cada uno. Hicimos todo tipo de enfoques y comentarios sobre las noticias que recibimos, la unidad del movimiento obrero, las perspectivas, . . . Yo tengo un gran recuerdo: Raimundo es un compañero muy humano. No coincidimos en todo, pero nos llevamos muy bien.
{{- La última pregunta: ¿Cómo se define usted mismo? ¿Cómo cree Tosco que es Tosco?}}
– Bueno, en el plano personal soy un trabajador que trata de ser consecuente con sus ideales y su causa. No sé darle otro tipo de definición que no sea la de un hombre que trabaja y lucha al servicio de su clase y de su pueblo. Eso es lo que pretendo ser con todas las imperfecciones que evidentemente tengo.