Es la comprobación de que tenemos que cambiar este sistema capitalista.
Tenemos que transformarlo.
Argentina está inmersa en este sistema capitalista, no tiene otra opción ni otro camino que cambiar, desarrollar iniciativas políticas que nos habiliten una construcción que nos permita a todos vivir dignamente. La Central tiene un papel estratégico que jugar en esta dirección y en esa construcción, por eso está en disputa, no por nosotros los trabajadores. Está en disputa por los poderes que quieren someter a la Central. Está en disputa por las políticas posibilistas, de sometimiento y que quieren seguir utilizando a los trabajadores, a los sectores populares como furgón de cola de procesos que no nos contienen ni nos representan.
Nos reconocemos como una minoría, pero no como una alternativa a la CGT. Somos una Central distinta porque reconocemos a la clase obrera y la definimos en forma distinta. Porque hay un modelo que se termina, hay un modelo a sepultar. Y los sepultadores serán los jóvenes que van acercándose, integrándose a esta Central. Es un modelo que solo agrupa a los trabajadores que tienen trabajo, a los que tienen convenio colectivo, a los que están en relación de dependencia. Nosotros representamos y defendemos un modelo que va en la búsqueda de la integración de todos aquellos que forman parte de la clase obrera: los desocupados, los ocupados, los jubilados, los jóvenes estudiantes, también los que están en relación de dependencia, las amas de casa. Y vamos a buscarlos a la empresa, al escritorio, a la fábrica, a la escuela, al barrio, al territorio.
Necesitamos de esa fuerza organizada, de un desarrollo cada vez más importante y significativo que nos permita dar sustento a la iniciativa política más alta que definió esta Central, que es la construcción de un movimiento social, político y cultural de liberación, que en la coyuntura, es la Constituyente Social. Vamos en busca del barrio, del territorio y no a ofrecer planes sociales o bolsas de comida, ni candidatos. Vamos a buscar que los compañeros se integren como protagonistas fundamentales, como sujetos imprescindibles para las trasformaciones que necesitamos. La CTA es el instrumento estratégico que sostiene toda esa política.
Y claro que nosotros queremos la autonomía y eso no significa que seamos neutrales. No somos neutrales ante la pobreza, ante el hambre, a la mortalidad infantil, a la desocupación. No somos neutrales, pero queremos ser nosotros mismos y no delegar más. Para eso necesitamos construir lo que nosotros creemos que nos permite desarrollar con autonomía la política que nos llevará a un rumbo distinto al que estamos sometidos.
En esa dirección necesitamos libertad, necesitamos superar la democracia formal. Esta democracia de 27 años en Argentina, que es importante, que ha sido gracias a los trabajadores y a los sectores populares, pero no nos alcanza. Es una democracia que tiene límites, necesitamos una democracia participativa, con otro contenido, con otra apertura. No hay democracia participativa sin libertad y democracia sindical.
Es el poder político asociado a los grupos económicos y a la CGT, el que ha impedido la libertad y democracia sindical.
La Justicia, con todo lo que podemos cuestionar, nos ha posibilitado crecer en el desarrollo de la libertad y la democracia sindical cuando resolvió el fallo de ATE, el de Rossi y otros. Es decir, que queda claro entonces, que hay una decisión política de que los trabajadores no puedan organizarse como quieren. Por eso cada vez que queremos armar organizaciones nuevas hay persecución, intimidación y despido. Esas son las políticas que intentan prohibirnos ser nosotros mismos y contra eso batallamos, contra eso peleamos y estamos absolutamente convencidos que solo cuando logremos esa libertad y democracia sindical, vamos a poder desarrollar lo que necesitamos en cada lugar, y no es que renunciemos a la personería gremial, pero no tiene el valor de antaño, tiene un valor secundario a la hora de las circunstancias que vivimos. No la menospreciamos, pero no nos vamos a arrodillar por ella. Vamos a pelear por ella.
Tiene que quedar claro que nosotros tenemos un proyecto político, y ese proyecto necesita que seamos capaces de dar pelea, convencidos de ese camino, poniendo a un lado solo a aquellos que piensan en otro tipo de soluciones, de iniciativas, que no contienen este principio que defendemos.
No se trata de defender nombres, sino política, proyecto político, la iniciativa que nos contenga a todos, aun con pensamientos y miradas diferentes. Luchamos por la unidad de todos los trabajadores.
En esta dirección tenemos que decir que es imprescindible la integración regional, pero bajo principios políticos sólidos.
En primer lugar que respete la soberanía, que sea una integración que responda a los intereses del pueblo, a los sectores populares, no que responda al Gobierno de turno o a los grupos de poder. Por eso defendemos la política de la recuperación de los recursos naturales y energéticos, porque esta integración solo es posible si nosotros, los argentinos, somos capaces de poder resolver algunas asignaturas pendientes en esa dirección.
Cuando nos reunimos con el resto de los países de la región, tenemos que recordar que en Argentina todavía dominan los grupos internacionales, que está todo privatizado y extranjerizado.
En argentina aun no hay ninguna empresa de bandera nacional que nos represente, no hay una sociedad de estado, ni nacional, ni pública, son todas sociedades anónimas, en los ámbitos mencionados. Es todo lo contrario de lo que sucede en Bolivia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay, etc. Para eso necesitamos trasformar, profundizar políticas para obtener los resultamos que aspiramos. Para esto es imprescindible recuperar soberanía.
En esta dirección no puede estar ajeno el tema que tiene que ver con la distribución de la riqueza. Decimos que el hambre es un crimen porque vivimos en un país que produce alimento para 300 o 400 millones de habitantes.
Las políticas que se dicen universales, todavía no son las respuestas que necesita el pueblo argentino y por eso peleamos. Sin negar lo que hay pero aspirando a lo que necesitamos que es realmente universalidad, y si fuera universal no habría que hacer cola para que nos reconozcan un derecho.
Se trata de no confundir ni confundirnos, se trata convencer y explicitar porque transitamos este camino. Y en esto es esencial que junto a la política de redistribución también tengamos en cuenta que nuestro país necesitamos recuperar el patrimonio de nuestros recursos. No es una receta, no es un dogma, es nuestro camino, que tenemos que seguir transitando y desarrollarlo, y en todo caso si hay que reformularlo será una decisión colectiva de todos y cada uno de nosotros.
Por eso compañeras y compañeros, esta es una hora crucial para la Central que habilita una trasformación y sobre todo habilita la posibilidad de un salto cualitativo, que nos obliga a prestar atención a la importancia que tiene esta construcción. Es medir el grado de compromiso que tenemos respecto a una iniciativa política, que es abarcativa y que no tiene límites. Y cuando digo que no tiene limites es porque también puede tener una expresión electoral, o varias, de acuerdo a lo que los compañeros decidan en cada ámbito.
Pero lo cierto y concreto es que es una posibilidad que nos damos y que tenemos que aprovechar sobre la base de invitar a participar y comprometerse. Depende de todos y casa uno de nosotros. Estamos seguros que esta posibilidad que se nos plantea se puede también llevar a las urnas, y si confrontamos tenemos que dar una demostración de democracia interna, mostrar que en el movimiento obrero pueden existir y convivir opiniones, miradas diferentes y que se puede confrontar en las urnas, con democracia y participación, como debe ser. Podemos dar ejemplos de eso, y también depende de nosotros.
Se trata en todo caso de demostrar que los trabajadores somos capaces de construir con diferencias y con absoluta participación de las mayorías.
El 31 de julio decidimos hacer un encuentro nacional en Ferro, en la ciudad de Buenos Aires, donde participaran miles de compañeros, encuentro que vendrá precedido de cientos de encuentros, plenarios, asambleas, etc. a lo largo y ancho del país.
Y allí proclamaremos el programa, las candidaturas de los compañeros de cada una de las regionales, a nivel local y nacional.
Es la decisión de hacerlo en un plenario donde miles de compañeros puedan participar y así resolver colectivamente quienes representaran esta línea de pensamiento histórica, esta propuesta política, por una Central, la CTA, que consideramos de carácter estratégico y sustento de todas las iniciativas políticas para la unidad Política, Organizativa de la clase obrera.