En recientes declaraciones, a medios diferentes, Rigane opinó sobre los caminos y posibilidades de integración de los compañeros que votaron el pasado 23 de septiembre, y su participación en el proyecto político triunfante. Otro tema, también significativo fue el del proyecto de ley que incorporaría la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas.
Síntesis de sus opiniones:
Ante la circunstancia de no verificarse una diferencia electoral demasiado abultada y frente a las discusiones que este resultado dio lugar, ¿cómo se va a trabajar para integrar los afiliados que no los han votado?
Primero la actitud. La elección es un acto coyuntural y no define ninguna construcción. Nosotros perdimos en el Chaco por 290 votos y lo reconocemos. Lo que se definió es una conducción por un período determinado de tiempo; pero no determina ni la política ni los objetivos; porque esa es una discusión permanente en una organización que está integrada por la cantidad de afiliados que componen la CTA.
Respecto de la participación electoral, la verdad es que nosotros hubiéramos querido y teníamos la ex-pectativa de que ésta fuera mayor. Esto no fue así, por lo que creo que vamos a tener que revisar, con tranquilidad, cuales son los sectores que han participado y cuales no y tratar de comprender estas decisiones a fin de desarrollar iniciativas que mejoren su nivel de protagonismo.
Si bien es cierto, volviendo a las cifras, 20.000 votos, no es un número que aplasta, pero determina claramente quien gana; por lo tanto, salvo que se busque no sé qué otro tipo de situaciones, para nosotros seguir tirando de esta cuerda es seguir intentando que la Central se fracture, lo cual nos parece una deci-sión que atenta contra una construcción que tiene un desarrollo a pesar de las dificultades y que tiene, también, un reconocimiento que estaríamos tirando por la borda después de más de 20 años de experiencia en esta iniciativa.
Con respecto a la integración de compañeros que votaron listas diferentes, hay que decir que las organizaciones que integran la CTA provienen de la heterogeneidad, la CTA en sí misma, tampoco es algo homogéneo y esta elección lo demuestra. Yo no tengo dudas de que hay una cantidad importante de organizaciones y de compañeros que no están objetando este resultado, lo que ocurre, concretamente, vamos a ser claros, es que quienes están cuestionando el resultado son compañeros de CETERA y fundamentalmente la organización denominada Celeste, que es la que encabezan Hugo Yasky y Baradel, que dirigen la CETERA a nivel nacional.
No hay objeciones, ni trascendidos de otras organizaciones, por lo menos que se conozcan públicamente y no es que no integren la Central, todo lo contrario, son parte de ella.
Yo creo que existe posibilidad cierta de integración y obviamente, va a significar, al interior de la Central, mayores debates y discusiones sobre las iniciativas y las políticas a desarrollar, aunque en principio, la elección en sí misma, ya determina la habilitación de un determinado equipo de trabajo; no quiere decir esto, que esté firmado un cheque en blanco para hacer lo que se quiera.
Consultado sobre el proyecto presentado por el Diputado Nacional Héctor Recalde, sobre la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas Rigane opinó:
La propuesta de Héctor Recalde, no cuenta hoy con un marco legal y gremial adecuado. En primer lugar, como discusión, está bárbaro que dentro del marco de lo que establece la Constitución Nacional, en el Artículo 14 Bis, se discuta el tema de reparto de ganancias de las empresas; pero si la pongo en contexto, esta iniciativa no tiene mucho sentido.
En la década del ´90, para que la privatización pasara, se inventó que los trabajadores de la empre-sa privatizada se convirtieran en accionistas, Propiedad Participada se denominó.
Supuestamente los trabajadores iban a percibir un porcentaje del paquete accionario e iban a tener participación en la conducción de la empresa, en el directorio. Pero voy a dar un dato: desde 1997 la Empresa EDEA, que es el Grupo Camuzzi, tiene la obligación por Ley, de reconocernos a sus trabajadores como accionistas; los cuales, no importa si estamos afiliados al Sindicato o no, tenemos que reunirnos en Asamblea de Socios y elegir nuestra representación al Directorio.
Hasta el día de hoy la Empresa no nos reconoce como socios y no hemos podido hacer esa Asamblea, han pasado 13 años; tenemos la demanda judicial desde el 2004 que lamentablemente, por la lentitud de la justicia, no prospera.
En un Movimiento Obrero donde 16 millones de trabajadores componemos la Población Económicamente Activa y solamente el 40% está en relación de dependencia, es decir, con plenos derechos y Convenciones Colectivas de Trabajo, pero el 60% de los trabajadores está precarizado, en negro, contratado, subcontratado, fuera de derechos, sin reconocimiento, ¿qué posibilidad tiene la mayoría de los trabajadores de discutir en esta situación rentabilidades económicas en las empresas?
Y sigo. Para que los trabajadores pudiéramos beneficiarnos con iniciativas como las que plantea Recalde, hace falta entre otras, la garantía de la libertad y democracia sindical, y por lo menos una ley que asegure que ningún trabajador pueda ser despedido sin justa causa.
Hoy cualquier trabajador puede ser despedido en tanto y en cuanto se le pague la indemnización, y nada más.
O sea, que cualquiera puede ver trunco su futuro simplemente porque alguna vez a algún patrón, y los hay, no le gustó su cara o cómo lo saludó, o porque no aceptó hacer determinadas tareas a las que lo obligaban, sin que correspondiera. Si eso no está resuelto, aunque hace años que está establecido por la Organización Internacional del Trabajo, ¿cómo vamos a discutir sobre ganancias, si nos pueden echar en cuanto lo intentemos?.
Y doy otro dato, y esto lo dice el Ministerio de Trabajo de la Nación, solo en el 13% de las empresas se ha podido elegir Delegados; en el resto de los establecimientos, los trabajadores no tenemos representantes. Ante esta débil situación, ¿cómo vamos a hacer para imponer reparto de ganancias a empresas que logran que no nos organicemos?
La iniciativa intenta confundir el debate desde lo ideológico y desconocer los objetivos más importantes que hoy por hoy son: tener trabajo, derechos y estabilidad en el mismo; ya que el trabajo no solo dignifica, además permite pensar en el futuro, proyectar sueños, pensar en su familia, en sus hijos.
Hoy, el trabajador que tiene garantizado el trabajo todo los días está pensando “¿cuándo me despiden?”.
Para redondear, si bien esta tendría que ser una buena idea, tiene poca perspectiva práctica si no se modifican algunas cuestiones fundamentales, en el marco en el que vivimos.
Para esto es que necesitamos una CTA organizada y representativa, un Movimiento Político Cultural y de Liberación, que dé vida a la Constituyente Social y sume esfuerzos para el diseño de un Estado al servicio de la clase trabajadora.