Solano López, tataranieto del mariscal paraguayo que llevaba el mismo nombre, se inició en la ilustración en 1953. Más tarde, Solano se incorporó a la editorial Frontera, que pertenecía a Oesterheld, con quien trabajó en varias historietas, entre ellas «El Eternauta», una crítica contra el individualismo social, un canto a favor de la unión de los hombres contra el avance de los sistemas antidemocráticos.
Solano López vivió en Europa, donde continuó creando historias y personajes, hasta que en 1997 volvió a dibujar «El Eternauta» junto a Oesterheld, que por ese entonces promovía proclamas a favor de la sublevación popular.
La dictadura cívico militar, que obligó a Solano López a exiliarse en 1977 en Madrid, convirtió a Oesterheld y a sus cuatro hijas, en desaparecidos.
«El Eternauta» llevó a Solano López a ganar múltiples premios en Argentina y el exterior, como el Premio Especial El Madroño que recibió en 1998 en España y una mención especial en la convención de «Comics y games», en Italia (2007).
A su paso por Mar del Plata, nos dejó a los lucifuercistas la calidez de su presencia sencilla y la lucidez de sus temáticas comprometidas. Y también un compromiso de hierro: Solano López dejó en nuestro Sindicato una serie de 20 ilustraciones vinculadas con la guerra fratricida de la Triple Alianza (*) contra el Paraguay, con la expresa esperanza de que fueran expuestas como reivindicación del primer gobierno sudamericano que impulsó un desarrollo independiente de los poderes imperiales del siglo 19.
Un pueblo valiente y un Mariscal digno, reivindicados por un tataranieto que valió la pena. Para él, nuestro agradecimiento y nuestro homenaje más respetuoso.
(*) Los intereses expansionistas de Gran Bretaña terminaron aplastando de manera sangrienta la experiencia independentista, utilizando a los ejércitos de Brasil, Argentina y Uruguay contra los hermanos paraguayos.