{{ {{{HOMENAJE A TITO BATTAGLIA POR EL COMPAÑERO ÁXEL ZÁRATE}}} }}
{HASTA LA VICTORIA SIEMPRE TITO, UD SE LO MERECE}
Se acaba de ir un grande. El domingo tempranito nos dejó Alfredo Nicolás Battaglia, Tito, como lo conocíamos los que lo conocíamos. Nunca hubiera querido escuchar esa noticia, pero una vez escuchada, me puse contento de cómo se nos fue Tito. Se levantó, fue al baño, se puso a leer como era su costumbre y ahí nomás se fue. No sufrió, ya lo había hecho cuando estuvo privado de su libertad por los milicos, murió como vivió, tranquilo, y hasta me imagino que con esa sonrisa pacífica que siempre le entregaba a todos.
Tito, queda decir que ya nos veremos en algún momento, queda decir gracias por las enseñanzas que siempre nos regalaba sin falsas modestias, sin soberbias innecesarias. Queda decir que tito fue un tipo que, no se si las pasó todas, pero sí que pasó muchas y a pesar de eso, nunca mostró enfado ni odio. Tito no sabía lo que significaba el rencor. Era un tipo entero. Comía asados con los amigos allá en Madariaga. Disfrutó cada segundo de la vida y quizá fue porque casi la perdió en la dictadura militar o porque ya era así su naturaleza.
Tito fue detenido por los militares el mismísimo 24 de marzo del 76, de madrugada; el contaba que en principio estuvo detenido sin que su familia supiera donde estaba; pasó por la comisaria cuarta, sufrió simulacros de fusilamiento en el centro clandestino de detención que funcionaba en el faro. Luego pasó por la cueva, conocido lugar que se encontraba en una base de radar semi enterrada en la base aérea pegada al aeropuerto local y luego, por la incesante insistencia de familia y amigos, Tito fue blanqueado, como llamaban en esa época a los que eran secuestrados y gracias a eso, a su familia y amigos, Tito zafó.
A Tito lo detuvieron por haber sido candidato a intendente de Dolores por el partido comunista allá en la década del 50. Fue el primer testigo en declarar en los juicios por la verdad aquí en Mar del Plata.
Fue un luchador incansable y muchas veces tomaba demandas solamente por el hecho de experimentar con la ley y no con el objeto de ganar dinero, porque fueron muchas también las oportunidades en las que no cobró. Y recordando la oficina de atención al usuario que comenzó a funcionar en el 97 en nuestro Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata, al que Tito quería mucho, como su segundo hogar, producto de la privatización del servicio eléctrico, Tito atendió a muchos usuarios en forma totalmente gratuita por el solo hecho de poder vencer la impunidad de la multinacional Camuzzi.
Recuerdo cuando me tocó ir a la primera audiencia en el ministerio de trabajo en la ciudad de la plata acompañado por Tito como asesor legal. Nunca olvidaré que veía a los abogados de EDEA S.A. y a los abogados de la FATLyF enfundados en sus lujosos y brillantes trajes y Tito con su acostumbrado pantalón marrón y su saquito a cuadros no cuajaba con los otros bogas. Recuerdo que los otros abogados tenían una presencia imponente, por lo menos para mí que recién incursionaba en esos terrenos. Recuerdo que veía y escuchaba a los abogados buitres y lo veía a Tito sentado a mi lado en posición humilde y pensaba, acá nos despedazan, y en una de esas Tito, humildemente pidió la palabra y fue increíble; cuando empezó a hablar parecía que se agrandaba, parecía que su figura crecía y se agigantaba de tal manera que los abogados buitres iban disminuyendo hasta ser totalmente insignificantes.
Ahí fue cuando comencé a darme cuenta quien era Tito Battaglia. Tito era un tipo que llevaba sus armas escondidas en su mente, su cerebro, sus ideas y su convicción eran las armas más poderosas que obviamente vencían a las armas de los “poderosos” abogados de las corporaciones sindicales y patronales cuya única convicción era el cheque a fin de mes.
Allí fue cuando aprendí de un gran maestro que en la vida no todo es aparentar, lo importante es lo que uno lleva en la azotea, lo importante es lo que sos, no lo que aparentas. El secreto de Tito era lo que él creía que era, no lo que los demás veían en él. Siempre recuerdo cuando Tito decía que ante un problema laboral primero tiene razón el trabajador, segundo el trabajador y luego veremos, porque el trabajador es la parte más vulnerable de la relación laboral, por eso Tito fue EL ABOGADO LABORALISTA, no fue un abogado laboralista.
No sé si se nos fue un imprescindible, pero lo cierto y claro es que se nos fue un irreemplazable, pero no por la exclusiva individualidad que tenemos todos, sino por la convicción en sus ideas, por la sencillez en su forma de ser, por el respeto impresionante que siempre tuvo por todos, sin excepción. Por todo eso HASTA LA VICTORIA SIEMPRE TITO, UD SE LO MERECE.