La idea surgió en el plenario en defensa de las cooperativas eléctricas que se realizó el viernes 14 en la Sociedad de Fomento de Mar de Cobo. Del encuentro participaron vecinos de la zona, trabajadores de cooperativas eléctricas de Mar Chiquita, Maipú, Balcarce, Coronel Vidal, Mar de Ajó, Santa Clara y Mar de Cobo y delegados y trabajadores de EDEA S.A y Centrales de la Costa. En representación del Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata, participaron José Rigane, secretario general y Áxél Zárate, secretario adjunto, entre otros dirigentes de la organización. También se sumó Julio Ortellado de la CTA Nacional.
La necesidad de debatir con los vecinos, surgió a partir de la intención del Intendente de Mar Chiquita, Jorge Paredi, de entregar la concesión del servicio eléctrico que actualmente brinda la cooperativa, a la multinacional EDEA S.A.
Áxel Zárate, sostuvo que los 33 puestos de trabajo que actualmente tiene la cooperativa de Mar Chiquita, están en riesgo. “Estamos seguros que van a dejar familias sin trabajo. La prueba es que sobre 8 mil o 9 mil medidores que EDEA tiene en Santa Clara hay seis trabajadores. Con la consiguiente deficiencia en el servicio. La cooperativa de Coronel Vidal (Arbolito), tiene 5 mil medidores y 33 trabajadores”.
Zárate explicó que además de electricidad, las cooperativas brindan otros servicios como sepelios, gas o internet y que EDEA no va a estar dispuesta a sostenerlos porque no le conviene económica ni administrativamente. Además, “los reclamos ya no los recibiría un integrante de la cooperativa, sino un centro de llamadas establecido en Mar del Plata y si hubiera que construir o reparar redes eléctricas, el trabajo sería tercerizado”, relató Zárate.
Al final del plenario, se propuso a los vecinos hacer una junta de firmas para rechazar que desaparezca la cooperativa y para defender a todas las que prestan servicios en la región.
Esta no es la primera vez que EDEA S.A intenta quedarse con el trabajo de las cooperativas. En 1998 envió cartas documento a todos los municipios para que le quitaran la concesión y les fuera entregada a ellos. Con argumentos similares a los que se escuchaba durante el proceso privatizador en la década de los ´90, hoy la multinacional insiste con quedarse con nuestros recursos energéticos.