Cada 8 de Marzo las mujeres en todo el mundo celebramos el Día Internacional de la Mujer. Aunque, en su gran mayoría, nos olvidemos que es el día de las “mujeres trabajadoras”. Esta cuestión de clase no es menor, si tenemos en cuenta que el 25 de marzo de 1911, 146 obreras de la fábrica textil Compañía de Blusas el Triángulo, que habían denunciado las precarias condiciones de trabajo, murieron dentro de la fábrica producto de un incendio. Como sostiene el historiador Felipe Pigna en su libro Mujeres tenían que ser, “muchas de las trabajadoras muertas venían participando de la lucha por sus derechos y habían encabezado la huelga del invierno de 1909, que se extendió a 20.000 compañeras afiladas al International Ladies Garment Workers (Sindicato Internacional de Trabajadores de la Ropa)”. Esta injusta situación, reavivó los ánimos de lucha de las mujeres de todo el mundo que finalmente en 1914 decidieron declarar el 8 de Marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Las luchas obreras por aumentos salariales, jornadas de trabajo y mejores condiciones laborales marcaron al movimiento de mujeres que prontamente también incorporaron a sus reclamos derechos civiles como el sufragio universal.
En la actualidad, si bien las mujeres hemos salido del ámbito de la vida privada y tomamos el escenario público como propio, sigue siendo un desafío de las Mujeres Trabajadoras la conquista de derechos básicos como la educación, la salud y el trabajo.
Según Elizabeth Tinoco, Directora regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe “aunque la brecha salarial (entre mujeres y varones) ha disminuido, aún hay mucho por hacer: en el año 2000 las mujeres ganaban 60 por ciento de lo que recibían los hombres, y en 2010, 68 por ciento. Es una diferencia de más de 30 puntos porcentuales”. Y agrega que “un aspecto destacable tiene que ver con los niveles de educación alcanzados por las mujeres. El 53,7 por ciento de las mujeres en la población económicamente activa alcanza diez o más años de educación formal, en contraste con 40,4 por ciento de los hombres. Además, 22,8 por ciento de las mujeres en la fuerza laboral cuenta con educación universitaria (completa e incompleta), por encima del 16,2 por ciento de los hombres”. Esto quiere decir que las mujeres estamos igual o más capacitadas que los varones, pero percibimos menores salarios sólo por ser mujeres.
Esto nos presenta un desafío ineludible a todo el Movimiento Obrero y a las mujeres trabajadoras en particular: seguir peleando por nuestros derechos. Así como lo hicimos para resistir a las privatizaciones, así como lo hicimos en los momentos de crisis económicas cuando nos pusimos nuestras familias al hombro, así como lo hacemos todos los días ocupándonos de nuestras familias, de nosotras y de nuestro trabajo, hoy tenemos que continuar cuestionando a una cultura machista y patriarcal que sólo es funcional a los patrones y al sistema capitalista.
Actualmente nuestro país atraviesa una crisis económica que se carga sobre las espaldas de las trabajadoras y que se manifiesta en el poder adquisitivo de nuestros salarios. Por eso, creemos que nuestro deber como mujeres es seguir en la lucha por nuestros derechos, en comprometernos con el desarrollo del Movimiento Obrero y con la historia de nuestro pueblo.
Por otro lado, continúa siendo un desafío fundamental denunciar las situaciones de violencia de género contra las mujeres–y su más extrema materialización: el femicidio. La violencia de género no se ejerce únicamente de manera física, sino que puede ser psicológica y económica también. La violencia contra las mujeres se siente, no sólo en el ámbito familiar sino que las instituciones, las empresas y el propio Estado pueden ejercerla. Por eso manifestamos nuestro más profundo compromiso para denunciar y erradicar la violencia de género de nuestra sociedad. Sólo con justicia e igualdad de oportunidades podremos vivir en una sociedad inclusiva para los sectores empobrecidos y con una educación que nos enseñe a vivir en equidad entre mujeres y varones.
Por todo esto, compañeras, las esperamos el viernes 28 de marzo desde a las 18 horas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y reivindicar nuestros derechos en un encuentro fraternal.
¡Feliz Día a todas las Mujeres Trabajadoras!
P/Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata