Junto al salario de junio los trabajadores en relación de dependencia percibimos el cobro del medio aguinaldo; y, una vez más, la discusión sobre el Impuesto a las Ganancias entra en la escena del debate. Esto tiene una explicación lógica: los descuentos que se hagan afectarán el bolsillo de los trabajadores y los aumentos salariales de un 30% (en promedio) que fueron conquistados este año junto más la suma del medio aguinaldo, serán absorbidos por este impuesto.
Desde hace tiempo que desde la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) denunciamos este atropello al bolsillo de los trabajadores. Hemos convocado a paros, concentraciones y movilizaciones. Hemos denunciado esta situación en los medios de comunicación, en encuentros con legisladores, con funcionarios públicos y en cada ocasión que hemos podido. Hemos llevado a cada rincón nuestro reclamo de que EL SALARIO NO ES GANANCIA y que no podemos, los trabajadores, ver afectado nuestra salario por un tributo que es injusto.
Según los datos que el propio titular de la AFIP, Ricardo Etchegaray, detalló durante una conferencia de prensa en la que se dieron a conocer los números de la recaudación de junio, el funcionario anunció que la recaudación había aumentado un 35,5% interanual. Pero, otro dato más importante se desprende de los dicho por el Etchegaray: 29.295 millones de pesos, lo que representa un aumento de 33,7 por ciento del total, fueron recaudados a través del cobro del Impuesto a las Ganancias.
El punto central de la discusión no es qué cantidad de trabajadores se ven afectados con este impuesto, sino con la concepción misma que éste esconde. Más aún cuando desde 1994, con las reformas que aplicó el por entonces Ministro de Economía, Domingo Cavallo se aprobó la eliminación de los aportes patronales con la promesa de que los empresarios invertirían en más empleo. Una mentira que derivó en el desfinanciamiento del Estado y en beneficios para los empresarios en desmedro de los trabajadores. Antes de la reforma, las contribuciones patronales totales al sistema representaban el 33% y pasaron al 17,8% promedio hasta el año 2000.
Es por eso que resulta doblemente injusto que el Gobierno Nacional insista en no querer modificar ni sentarse con todas las Centrales obreras en un diálogo que aparece como urgente en medio de una inflación que degrada nuestro salario y un impuesto que presiona aún más a la clase trabajadora.
Desde Luz y Fuerza de Mar del Plata, como integrantes fundadores de la CTA, insistimos en la necesidad de derogar el Impuesto a las Ganancias como una medida que aparece como urgente en medio de la crisis económica que atraviesa nuestro país.
p/Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata