Declaración del Encuentro Internacional por el Derecho a la Energía, Mar del Plata, 11 de octubre del 2014
La energía es un derecho humano, no una mercancía.
A 71 años de la fundación del Sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata
Durante los días 10 y 11 de octubre se celebró el Seminario Internacional de homenaje a los 71 años de organización y lucha de los trabajadores de Luz y Fuerza de Mar del Plata. En este marco, trabajadores/as de distintos países de Nuestra América y Europa (entre ellos: Argentina, Brasil, Chile, Francia, Uruguay y Venezuela) nos reunimos para debatir y convocar públicamente a la defensa del derecho a la energía en oposición a la mercantilización que el capitalismo, especialmente en las últimas décadas, viene instalando.
Entendemos que la transformación de la energía en mercancía supone que el acceso a la misma sea definido por el nivel de ingresos de los usuarios, atentando contra la noción de derecho y profundizando las desigualdades sociales.
La energía es un bien social y un derecho humano de carácter esencial para el bienestar de la población cuyo efectivo cumplimiento es necesario para resolver necesidades como la salud y la educación.
De esta manera, no estamos hablando de una cuestión “técnica” de la que sólo los “expertos” y especialistas están habilitados a opinar. Lejos de ello, el abordaje del debate en torno a las formas en las que la energía se genera y los objetivos con los que se la distribuye y utiliza, es una cuestión que nos atañe como pueblo y en cuya resolución se juega nuestro futuro y de nuestros hijos.
Dicho debate adquiere mayor relevancia (y urgencia) en el contexto de la crisis global que es “sistémica e integrada”, siendo una de sus facetas la crisis del paradigma energético hegemónico basado en el uso predatorio del combustible fósil (recurso finito y no renovable). Junto con esta, se observa la recurrencia de la crisis alimentaria, medio ambiental, financiera, económica y del orden social, que llevan a la caracterización de “crisis civilizatoria”.
La lógica basada en explotar la naturaleza para exportar materias primas hacia mercados globales, es insostenible en los planos económicos, sociales y ambientales. Por lo tanto, resulta clave que tanto los gobiernos, los sindicatos de trabajadores de la energía y los movimientos sociales asuman el desafío de generar estilos de desarrollo estructurados de otra manera y, en lugar de exportar materias primas, fortalecer cadenas productivas propias, compartidas que generen empleo genuino y permitan reducir el impacto social y ambiental.
En este contexto, es fundamental la unidad de los trabajadores y de los países en la defensa de los bienes comunes, en tanto la lógica imperial que opera en la región en su conjunto está al servicio de las potencias centrales para satisfacer sus necesidades de consumo teniendo directa incidencia en el medio ambiente. Consideramos que la explotación de los recursos debe realizarse asegurando la preservación de los recursos naturales y priorizando la calidad de vida y necesidades de las poblaciones por sobre las del capital.
Teniendo en cuenta que la organización de la producción bajo la matriz energética dominante cuenta con la posibilidad de contratar fuerza de trabajo barata y precarizada, se vuelve aún más importante la necesidad de articular las demandas de los trabajadores tanto por sus condiciones laborales como por las reivindicaciones de transformación de modelos productivos, por la soberanía de los pueblos sobre los recursos naturales y por la construcción de alternativas políticas.
El rol del Estado en el sector energético. Contra las tendencias privatizadoras
Las privatizaciones ocurridas en los años ’80 y ’90 fortalecieron la visión mercantil de la energía y deben ser revertidas. En este sentido, sostenemos que el uso de la energía debe estar regulado por políticas nacionales con participación popular.
El rol del Estado definiendo lineamientos estratégicos y metas de la política energética es absolutamente fundamental. Las Empresas Públicas del Sector Energético son el instrumento de aplicación de estas políticas, que deben trascender a los gobiernos.
Las empresas públicas deben ser un factor clave para la generación de empleos en el país, deben contar con el personal necesario para ejercer sus funciones en todos los trabajos de carácter permanente y estratégicos. Debe terminarse con las tercerizaciones para el funcionamiento y desarrollo de la generación, transporte y distribución de energía.
De esta manera, los sindicatos de la energía sostenemos enfáticamente que los componentes fundamentales del sector deben ser considerados un Servicio Público por lo que debe tenderse en forma efectiva a la propiedad público estatal de los mismos en contraposición a su mercantilización.
Compromisos que asumimos
Desde esta perspectiva, asumimos el compromiso no sólo de participar en el debate en calidad de trabajadores de la energía, sino también de realizar un trabajo de difusión y problematización en torno al acceso a la energía en la sociedad en general. Así, esta tarea conlleva a disputar en la “batalla de ideas” por la des-mercantilización de la energía y por su comprensión como bien social y derecho humano fundamental.
Asumir semejante desafío requiere trabajar por la unidad, articulando demandas populares colectivas y generando fuerza social. Por ello, considerando que el debate en torno al “cómo”, “para qué” y “para quiénes” de la energía trasciende las fronteras nacionales, la integración regional de los pueblos se vuelve un objetivo programático en pos de aportar a que la producción de la energía esté cada vez menos al servicio de la explotación y el capital y más al de las necesidades humanas, en armonía con la naturaleza.
En la búsqueda de ese objetivo, resulta fundamental promover encuentros e intercambios de experiencias concretas vinculadas al estudio y fomento de las energías renovables como una de las formas de diversificar la matriz energética de generación de energía, muy fuertemente concentrada en los hidrocarburos.
Asimismo, es importante trabajar mancomunadamente en el logro de mecanismos que promuevan el uso racional y eficiente de la energía, con el objetivo de propender al ahorro, en los sectores del transporte, las industrias y otras actividades productivas que son intensivos en términos de uso de recursos energéticos.
En esta línea decimos: No al Fracking. Coincidimos en tomar el documental “Ni aquí, ni allí, ni en ningún lugar” como herramienta para el debate colectivo en torno al tema. Creemos que la implementación de la técnica de fracking no pueda reducirse a una cuestión de expertos ni tampoco a un discurso “amable” con el ambiente: combatir la utilización de la fractura hidráulica para la extracción no convencional implica cuestionar el proyecto de sociedad en la que la misma adquiere sentido. Los conflictos ambientales son una expresión de la lucha de clases y la crítica debe dirigirse no solamente al método sino a las relaciones sociales que lo sustentan.
¡Por la defensa y recuperación de nuestros recursos naturales!
¡Por una matriz energética diversificada y soberana!
¡Por la unidad de los que luchan!
La energía es un derecho humano.
DERECHO A LA ENERGIA-SOS FUTURO (FRANCIA)
SIND.Nº1 TRABAJADORES CHILQUINTA ENERGIA S.A. (CHILE)
FNME CGT (FRANCIA)
PLATAFORMA OBRERO CAMPESINA (BRASIL)
FEDERACION ANCAP (URUGUAY)
SINDICATO DEL GAS (URUGUAY)
AUTE ELECTRICO (URUGUAY)
FUP (BRASIL)
SIND.TRABAJ.MINIST.REV. DEL PETROLEO Y LA ENERGIA (VENEZUELA)
SINDICATO DE LUZ Y FUERZA DE MAR DEL PLATA (ARGENTINA)
FETERA (ARGENTINA)
ESNA CAPITULO ARGENTINO (ARGENTINA)
GUSTAVO LAHOUD (ARGENTINA, UNIV.EL SALVADOR-INST.PATICIP.POLIT.PUBLICAS)
FISYP (ARGENTINA)
CENTRAL DE TRABAJADORES DE LA ARGENTINA (CTA AUTONOMA)