Algunos puntos del discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante la apertura del 133° período de Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional.
Salarios, Pobreza y la industrialización que sólo ve ella
El pasado domingo 1 de marzo, Cristina Fernández de Kirchner inauguró, por última vez, las Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. El discurso, que duró 3 horas y 40 minutos, fue, sin lugar a dudas, uno de los hechos políticos de estos días. Este artículo intenta meterse con algunos temas de los que arrojó la presidenta, desde una visión de clase, desde la óptica de la de los trabajadores.
La Presidenta no dice la verdad cuando respecto de los aumentos a los jubilados y el valor del salario mínimo, vital y móvil. Señala aumentos nominales (dijo: “el salario mínimo vital y móvil en el salario más alto de toda Latinoamérica, con un aumento de más del 2.000% desde el 2003 a la fecha“), pero no se anima a comparar esos números con los datos de la inflación y de devaluación real. Mucho menos con un año 2014 que comenzó con una devaluación que impactó fuertemente en la clase trabajadora.
Cristina Kirchner también menciono que “estamos en nuestro 12° año de paritarias libres consecutivas, donde trabajadores y empleadores deciden libremente su salario”.
¿Cómo habla de “paritarias libres”, si es el Gobierno Nacional el que no quiere otorgar más un 28% de aumento en el año? ¿Cómo habla de “paritarias libres” si siempre le puso un techo al bolsillo de los trabajadores?
A la Presidenta se le escapó el dato que determina que el salario (de los que tienen trabajo) cayó un 4% en el 2014. Quizá sea para ella un pequeño detalle. Pero para la clase trabajadora no lo es. También es importante recordar que, según INDEC (Encuesta Permanente de Hogares, 3er trimestre de 2014), el ingreso promedio de los trabajadores ocupados es de $ 5.000 y los de una familia tipo es de $ 9.000, siendo que el 35% de los trabajadores ocupados gana menos que $ 4.714, que es el Salario Mínimo Vital y Móvil. Por si fuera poco, la mismísima OIT (Organización Internacional del Trabajo) dice que nuestro país tiene 47% de trabajadores informales (utiliza de fuente al INDEC).
La Presidenta en todo su extenso discurso, menciono solamente una vez la palabra “conflicto” y lo hizo para referirse al caso AMIA. ¿Porque no dice que el año pasado hubo 1.207 conflictos laborales? ¿Porque no dice que su lugar en el mundo, La Patagonia, tuvo el 38% de los conflictos laborales en el 2014?
¿Y qué de la persecución y judialización de los dirigentes sociales por luchar? ¿Es en otro país? Son más de 4.000 mil compañeros que están en esa situación.
Cristina Fernández de Kirchner hizo mención en su discurso a la reducción de la diferencia entre ricos y pobres. Pero no dice que el plan de inclusión del modelo hace agua porque en 2014 creció la pobreza: en Argentina hay 1.500.000 millones más de pobres y 500.000 más indigentes.
Pero por si fuera poco, el modelo de los Kirchner no sólo comenzó a dar más pobres e indigentes, sino que, exactamente al mismo tiempo, se conoció que las empresas y los bancos ganaron $ 117.000 por minuto. ¡Sí, leíste bien: por minuto!!!
Aumenta la pobreza y los empresarios aumentaron sus ganancias (bancos ganaron un 85% más y las empresas productivas un 57% más). Este es el modelo sufre el pueblo y que disfrutan los empresarios.
La Presidenta hizo mención a la Asignación Universal Por Hijo (AUH), cuando dijo que tiene “un sentido de justicia y de equidad”. Pero en Argentina no hay tal Asignación Universal por Hijo, porque se cobra de acuerdo a lo que gana cada trabajador. Así unos cobran asignación y otros no. Esto significa que, en la práctica, no es universal. Desde la CTA – Autónoma siempre propusimos y luchamos para que esa asignación sea realmente universal.
En el discurso también habló de los jubilados: “Desde la sanción de la Ley de Movilidad Jubilatoria, el aumento jubilatorio ha sido del 454%”. Además, haber estatizado las AFJP estuvo muy bien como política de Estado. Pero de los fondos existentes en la ANSES, el 70% son papeles.
Cristina dijo que Argentina es un país “industrializado”. ¿Dónde está la industrialización? ¿Cómo qué somos un país industrializado? ¿Entonces por qué el consumo eléctrico es mayor en transporte (35%) y en consumo residencial (27%) que en el sector industrial? ¿Los autos son el mayor valor agregado? En realidad, Argentina es enclave de ensamble. Pregúntenles si no a los trabajadores de Villa Constitución, que vienen de conflicto en conflicto por mantener los puestos de trabajo.
Además, dijo que “logramos que se mantenga el empleo industrial”. Algo que es ridículo con solo mirar los conflictos laborales. Pero, por si fuera poco, es una afirmación falsa hasta para la información oficial del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. El dato verdadero que no dijo la Presidenta es que, comparando el cuarto trimestre de 2013 con el mismo periodo de 2014, el empleo industrial se redujo un 1,3%. Por si fuera poco, el mismo INDEC afirma que comparando diciembre de 2013 con el mismo mes de 2014, la industria se contrajo un 2,3%.
Crisis Energética
Fue muy importante haber llegado al 100% de Atucha II, algo recientemente difundido por el gobierno y repetido por Cristina Fernández el pasado 1 de marzo en el Congreso. Pero se olvidó mencionar que en marzo vamos a importar 1.000.000 de barriles de crudo, algo que para el Ministerio de Planificación, al mando de Julio De Vido desde 2003, es una vergüenza total. Importar regularmente petróleo (Argentina importó hace tan sólo 10 meses) crudo es una política que demuestra que estamos cada vez más lejos del autoabastecimiento, pero también estamos retrocediendo en tanto soberanía nacional.
Tenemos instalados 1.500 MW de energía “delivery” que consume 260 litros de combustible diésel oil cada hora, por cada 1,3 MW. Son equipos de emergencia que vibran, hacen un ruido insoportable, contaminan y nos salen muy caro en dólares. Hay cientos y cientos de equipos por todo el país. Esto no es un hito. Esto es una foto inocultable de la crisis energética y del despilfarro que se hace con el sistema energético nacional.
Saludamos lo de Atucha II porque ayuda a la diversificación de la matriz energética, que depende altamente de la energía fósil, de los hidrocarburos. Pero no debemos depender tanto del petróleo y gas, como lo hacemos ahora, en un 85%. Necesitamos políticas estatales urgentes que comiencen a diversificar la matriz energética, afectando los intereses empresariales que tenga que afectar. La crisis energética, un signo característico del modelo kirchnerista, no nació de un repollo: La crisis energética es por tener un modelo de energía basado en la privatización y la extranjerización.
No hubo, no hay, ni habrá una real voluntad política de cambio en temas de energía. El acuerdo entre YPF y Chevron sobre la entrega de los recursos y el regalo de Vaca Muerta demuestra que la soberanía será una palabra usada para la tribuna y aplaudida. Pero en cuanto a políticas de Estado concretas y de avance popular sobre el modelo energético falta un giro de 180 grados que este gobierno no lo va a hacer.
En este sentido, Cristina Kirchner dijo en su discurso en el Congreso de la Nación que YPF fue “recuperada también por nuestro gobierno en el año 2012. No por ánimo expropiador o estatizante, no en absoluto, sino simplemente por la necesidad de que habíamos entrado en déficit energético”. Quizá esa frase ayude a pensar en que el gobierno estatizó el 51% de la empresa de bandera más importante de la historia del país, pero es una YPF que sigue siendo una Sociedad Anónima, no es 100% estatal y juega en el mercado petrolero como si fuese una empresa privada más.
La gestión Galuccio puso a YPF como empresa protagonista del sector petrolero de Argentina, pero con una visión de mercado. No con una visión de desarrollo nacional, de soberanía, ni con una visión estratégica. YPF no está pensada para que sirva al conjunto del pueblo. Sino, pensamos en los constantes aumentos de las naftas que hizo (incluyendo la reducción del 5% del 1 de enero de 2015), para convertirse en un actor más, como Shell, entre otras petroleras. Además, YPF no fue recuperada, sólo se expropió el 51% de las acciones mientras el 49% restante está en manos privadas y cotiza en la bolsa en Buenos Aires y Nueva York.
Sería “estatal” si YPF fuera 100% publica o una Sociedad de Estado. Y sería una empresa puesta al beneficio del pueblo argentino si tuviese un rol estratégico para los intereses de las mayorías y fuera controlada y gestionada por sus trabajadores y organizaciones de la sociedad civil, con centralidad en el Estado. Pero no tenemos ninguna empresa así. Acá mandan las multinacionales.
Encima, Cristina Kirchner dijo que “la estatización de YPF revirtió la caída en la producción de petróleo y gas”. Esto es verdad pero si pensamos sólo en la empresa YPF. Si lo hacemos teniendo en cuenta a todas las empresas que operan sobre los hidrocarburos que les pertenece a los argentinos, la producción de petróleo y gas viene cayendo año tras año.
Cristina Fernández sabe del tema petrolero, viene del sur argentino, y nada dijo sobre el precio del barril de petróleo interno, que se paga 77 dólares, mientras que los costos de extracción en Argentina son de aproximadamente 12 dólares y en el mercado mundial vale 50 dólares cada barril. El Gobierno Nacional impulsó un acuerdo de “Paz Social” entre empresarios, trabajadores y Estado nacional y las provincias para que, mediante diferentes subsidios, las empresas tengan garantizadas sus ganancias y los trabajadores no realicen paros. Es la “Paz Social” según el modelo, donde los trabajadores son el furgón de cola en toda negociación.
Lo que queda claro en temas energético, es que Cristina Fernández de Kirchner “no tiene ningún afán estatista”, como afirmó en el discurso del domingo pasado. Tiene razón. Pero que no quiera hacernos creer otra cosa.
Carteles de la AMIA
La Presidenta casi no leyó su discurso. Es una buena oradora. Pero también se enoja, grita y critica a los diputados que ponen un cartel en su banca para realizar algún reclamo. Esa reacción, en realidad, es la demostración de su impotencia y falta de humildad como dirigente y presidenta.
¡Bien los que levantaron los carteles! ¡Qué además la obligó a dar explicaciones! ¡No está todo tan claro!
¡Exigimos abrir los archivos relacionados a la voladura de la AMIA y otros secretos! Necesitamos una Comisión Investigadora Independiente.
“¿Por qué a qué Nisman le creo, al de la denuncia sin pruebas del 14 de enero del 2015 o al Nisman de enero del 2015 que levanta toda mi actuación en Naciones Unidas?”, dijo la Presidenta en su discurso. No importa a cuál Nisman ella quiere creerle. Cristina Fernández de Kirchner se debe ocupar de que la muerte de Nisman se aclare, más allá de lo que haya sido el fiscal.
Para finalizar, escuchando las casi 4 horas del discurso presidencial, tenemos que pensar que ella hace todo bien, no tiene errores y estamos en un país de maravillas. Quizá con ese mensaje, el que juega a favor de la derecha sea el propio Gobierno.
José Rigane, 2 de marzo de 2015 | Mar del Plata
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