Por José Rigane*
La Confederación Sindical Mundial (CSI) convocó el pasado 7 de Octubre a realizar una Jornada Mundial por el Trabajo Decente con la consigna, “Alto a la codicia corporativa”. En la plataforma se expresaba: “Este año el centro de atención será poner coto a la codicia corporativa, eliminar el trabajo precario y formalizar los empleos informales, además de reclamar un salario mínimo vital” y agregan, de forma muy atinada, que “es necesario transformar el modelo explotador de las cadenas de suministro que roba a los trabajadores para llenar las arcas de las empresas multinacionales, muchas de las cuales son culpables de las formas más tremendas de explotación, incluyendo el uso de esclavitud moderna”.
Mientras que esta iniciativa se llevó adelante en todo el mundo, en Argentina las empresas petroleras (las empresas multinacionales petroleras), sin sonrojarse, acaban de pedir más incentivos para la producción de gas y la libre disponibilidad de las divisas para poder remitir todas las ganancias que obtengan de la riqueza de los argentinos fronteras afueras, a sus casas matrices.
Los grupos multinacionales del sector petrolero exigen más “previsibilidad”. Los mismos que de la mano de este gobierno están siendo subsidiados por los clientes/usuarios (por ejemplo a la hora de cargar nafta) en virtud de que obtienen hace casi un año u$s 77 por el barril local de petróleo, mientras que en el mercado internacional cotiza u$s 42, lo que significa casi un 60% más de ganancias.
Las petroleras no frenan en su avidez de mayores ganancias. Pagan una de las rentas más bajas de América Latina en el marco de una aguda crisis mundial del petróleo y piden y exigen que se des-regule el mercado con el argumento de que de ese modo se garantiza el ingresos de capitales extranjeros. Esto lo conocemos: es otra vez el mismo verso de los años 90, aunque ahora sin pedir las privatizaciones, porque ya se hicieron.
El presidente de Shell Argentina, Teófilo Lacroze, y el CEO de Total Austral, Jean Marc Hosanski, voceros de las multinacionales petroleras en el encuentro de Oil & Gas realizado esta semana en la ciudad de Buenos Aires, además de exigir manos libres para dominar toda la cadena del mercado, apuestan al desarrollo de una explotación de los hidrocarburos no convencionales con la posibilidad de precios libres.
Por si esto fuera poco, agradecen que desde el gobierno les paguen el gas nuevo a razón de u$s 7,5 el millón de BTU (por la medida inglesa), pero quieren más incentivos para que la producción de gas sea previsible en el futuro. Es decir, quieren más y más ganancias.
Tampoco dudan en aplaudir la nueva Ley de Hidrocarburos aprobada por el Congreso Nacional el año pasado, la cual hemos denunciado desde la CTA, la FeTERA y el MORENO como una norma que favorece el entreguismo y supedita el desarrollo energético a los intereses de los grupos monopólicos.
En este escenario, y frente al nuevo ciclo de hegemonía de las trasnacionales privadas, es hora de que los movimientos sociales, las organizaciones sindicales y el pueblo en su conjunto enfrenten la actual entrega y se decida, al compás de mayor organización y unidad, disputar contra estas políticas y grupos corporativos que sólo buscan profundizar un modelo económico depredador, exportador, contaminante y extractivo que no beneficia a las grandes mayorías populares.
En ese camino es necesario profundizar la democracia formal que tenemos y pasar a una democracia participativa que nos permita recuperar soberanía popular y establecer una verdadera justicia social.
Mar del Plata, 8 de Octubre de 2015
*Secretario Adjunto de la CTA-Autónoma y Secretario Gral. de la FeTERA