Fuente: Libres e Iguales
¿Cómo se relacionan los servicios públicos (agua, luz, gas) con la soberanía energética?
Hay muchas formas de vincular ambas cosas. Desde el tarifazo que sufrimos los trabajadores/as y los comercios, una cifra que va de 400% a 500% y donde está previsto que vaya en aumento en los próximos años, como ya se sabe que va a suceder en el gas y en la electricidad. Podemos vincular la falta de soberanía con las exorbitantes ganancias de las empresas eléctricas, que además de verse beneficiadas con el tarifazo, acaban de ser beneficiadas con una condonación de deuda de sumas millonarias. Y no hablo solamente de Edesur y Edenor, sino que son muchas las empresas del país que fueron perdonadas. Esta es una demostración de que no somos iguales ante la ley, si un usuario debe no solo debe pagar la deuda, también los intereses que le aplican. Pero creemos que el tema determinante es que el pueblo no tiene decisión sobre la conformación de la tarifa.
Por ejemplo ahora se está discutiendo la integración tarifaria, es decir una nueva tarifa, cuyas audiencias públicas van a ser el 21 y 22 de diciembre del corriente en la ciudad de Olavarría y La Plata respectivamente, audiencias no vinculantes, que aplicaran los nuevos valores desde febrero del 2017. Allí no hay participación de los usuarios, menos de trabajadores, solo discuten las empresas y funcionarios públicos.
El pueblo no toma ninguna decisión a corto, mediano ni largo plazo sobre un servicio básico como es el gas, la luz y el agua. Cuestiones que están directamente vinculadas con el nivel de vida. Hubo un ensayo de algo parecido a un debate que fue la audiencia pública del gas y las que se están desarrollando sobre la electricidad, pero el gobierno no toma en cuenta lo que allí se dice. Como se viene mostrando lo único que al gobierno le importa es aumentarle la tasa de rentabilidad a los sectores privados. Esa transferencia de recursos lo pagan los trabajadores, el conjunto del pueblo de manera directa con el aumento de las tarifas, o de manera indirecta con los subsidios. Siempre paga el pueblo. La soberanía energética tiene que ver, entre otras cosas, con la capacidad de poder de decisión del pueblo sobre los recursos estratégicos, sobre el desarrollo de la vida digna. Como pueblo no somos parte de esa decisión, no somos soberanos, porque no decidimos algo tan elemental para los derechos humanos de los ciudadanos como son los servicios básicos y sus tarifas.
Hay que recuperar la soberanía popular.
Las renovables, ¿aparecen como derechos de la población o como negocios privados?
Las energías renovables son una fuente energética más en toda la diversidad de fuentes que tenemos. Argentina hoy tiene un problema importante y es que depende energéticamente en un 90% de los hidrocarburos. Es decir, tenemos una matriz energética muy poco diversificada. Esto es un problema para cualquier país del mundo. No se puede depender tanto de una fuente sola. Creemos que es fundamental diversificar la matriz energética en el país, algo que sabemos tarda, que es un proceso a largo plazo. Pero hay que comenzar. Pero hay que decir que las energías renovables son importantes por una cuestión ambiental, porque contaminan mucho menos que las energías de fuentes no renovables como son el petróleo y el gas. Ahora, no hay que olvidar que con las energías renovables ocurre lo mismo que con las no renovables; el sector privado, que está fuertemente extranjerizado y concentrado, es el que desarrolla las energías renovables, como sucede con el programa Reno Var 1 de energías renovables que impulsó el gobierno este año. Las energías renovables en Argentina las está impulsando y llevando a cabo el sector privado y ocurre lo mismo que con el petróleo. Los privados quieren maximizar sus ganancias año a año. Es lo único que le importa. Por eso hay empresas o accionistas que tienen intereses en energías renovables y en energías no renovables, como ocurre con Marcelo Mindlin del Grupo Pampa Energía. Los empresarios quieren sacar ganancias millonarias de la energía, que es un derecho humano y es un problema de todos. El modelo de energía llevada adelante por empresas privadas es opuesto a un modelo de empresa 100% estatal de energía, con una gestión pública y democrática donde el interés este puesto en el conjunto de la sociedad. Son visiones opuestas. Nosotros creemos que para ir en camino hacia la soberanía energética, no se puede hacer negocios millonarios con la energía porque es un bien social. Pertenece al conjunto del pueblo, sea de fuente renovable o de fuente no renovable.
El sistema capitalista en el que vivimos invento lo de la energía “verde” solo para seguir haciendo negocios en nombre del supuesto mejoramiento del medio ambiente que ellos mismos destruyen con sus políticas destructivas y contaminantes.
¿Cuál es la relación entre el precio de la nafta y las deficiencias del transporte público?
El precio de la nafta tiene un porcentaje que tiene que ver con el costo de producir los combustibles. Desde la extracción, el transporte, la distribución, la comercializaciones, etc. Pero, sobre todo, el precio de las naftas tiene un gran porcentaje de ganancias para los privados. En Argentina puede tranquilamente bajar el precio del barril de petróleo y aumentar el precio del combustible como viene sucediendo. Esto sucede porque detrás del aumento de los combustibles están las ganancias de los empresarios.
Pero en particular esta “la renta extraordinaria” que la obtienen desde la extracción del barril de petróleo y el gas en donde se les paga y reconoce valores superiores al costo de extracción y al nivel de precio internacional vigente en el mundo, por eso el ministro Aranguren no quiso responder sobre este tema en la cámara de Diputados de la nación recientemente.
En 2016 el combustible aumento un poco más del 30%, cuando el barril de crudo a nivel internacional viene bajando desde hace más de dos años. El negocio de las empresas petroleras es que el Estado subsidie su actividad, como sucede, y el consumidor cargue en los surtidores y pague cada uno de los aumentos de los combustibles. Así funciona este sistema en la energía. El combustible para el transporte público es un insumo más. Si aumenta los combustibles aumentan los pasajes o se deteriora el servicio. Siempre sale ganando el empresario privado y siempre se ve perjudicado el usuario del transporte público y el consumidor de combustibles. Creemos que el sistema energético y el transporte público pueden funcionar con otra lógica que no tenga que ver con las ganancias extraordinarias y la buscada de rentabilidad permanente del sector privado.
¿Cómo hacer, en un contexto cada vez más neoliberal, donde se privilegia lo individual sobre lo colectivo para organizarse bajo el lema: LA ENERGÍA COMO DERECHO DEL PUEBLO?
Es una muy buena pregunta. Desde la FeTERA y la CTA Autónoma venimos con esta idea desde nuestra fundación. No es común que se asocie a la energía con un derecho humano más de nuestro pueblo. Pero hace 10 o 20 años atrás era menos común todavía. Esto quiere decir que es una lucha muy importante porque el sector de la energía, sobre todo el petróleo, en el mundo es uno de los sectores de mayor peso en el sistema capitalista. Produjo guerras e invasiones, como Estados Unidos en Medio Oriente. Quiere decir que es vital para el desarrollo de un país. Por eso es tan importante. Sabemos que es una pelea que es contra poderes realmente enormes, pero no por eso creemos que es una pelea imposible. Al contrario, damos la pelea por la energía, por la concepción de energía como un derecho humano más, porque creemos que esta pelea es también parte de una pelea más grande que tiene que ver con el cambio del modelo productivo capitalista. Queremos y luchamos por otro modelo productivo donde la energía sea un derecho humano, lo que realmente es. En el neoliberalismo quizá veamos al modelo energético más exacerbado, más ambicioso por ganancias y más agresivo para conseguir más recursos y rentabilidad. Ahora, esta lucha la damos pensando en términos mundiales, como decía recién, pero también en términos nacionales con todo lo que ocurre en nuestro país día a día. Creemos que esa lucha por conquistar un modelo energético basado en los derechos del pueblo se da en la pelea por una YPF 100% estatal, publica, democrática y con participación en la gestión de sus propios trabajadores; creemos que se da en la lucha contra los tarifazos; se da en la lucha contra el modelo de privatización y extranjerización de la energía que hoy domina nuestro país; se da en la lucha por mejores condiciones laborales y salario digno de los trabajadores del sector; se da en la pelea por la diversificación de la matriz energética; se da junto a los sectores que pelean contra la megaminería a cielo abierto; junto a los que luchan contra el fracking desde una visión medioambiental; entre otros puntos. Es decir, se da en el día a día con mayor desarrollo organizativo y alcanzando mayor unidad entre distintos sectores. No se puede de otro modo.
¿La soberanía energética está vinculada a los derechos básicos, indispensables para conservar la vida, que son agua alimentos y energía?
Primero hay que reafirmar una y otra vez que el modelo neoliberal de la energía ha fracasado porque no dio respuestas a los millones de ciudadanos/as.
No posibilita, menos aún garantiza el acceso a la energía de todos los usuarios, solo de los que pueden pagar y no estamos diciendo que la energía sea gratuita; Que sea accesible porque es insustituible y porque además entre otras cosas es vital para garantizar la posibilidad de tener o no, una vida digna.
Esto es importante porque se cree que las empresas privadas son eficientes y basta poner el ejemplo de Edenor, Edesur o Edea en Mar del Plata para darnos cuenta que fracasan si pensamos en la energía para todos los usuarios. Fracasó porque el modelo de la energía basado en la privatización y extranjerización solo busca ganancias, sin importarle la gente. Esto que parece una obviedad es muy importante remarcarlo. Hay que trabajar en esta idea y en generar conciencia en el pueblo sobre esta gran verdad que es que el modelo energético de las empresas privatizadas fracasó. Digo esto porque no se puede construir soberanía energética sin pensar en cambiar este modelo de privatización fracasado. Creemos que hay que construir otro modelo energético que sí, claro, tiene que estar basado, apoyado, sobre la vida digna, que incluye el acceso al agua, los alimentos y la energía. Pero siempre vinculando la idea de soberanía energética al poder de participación real y decisión sobre los recursos estratégicos por parte del pueblo y los trabajadores. Si no podemos decidir, no somos soberanos.
¿Cómo influye en esto el cambio climático?
El cambio climático es el efecto de este modelo productivo neoliberal y capitalista que no tienen en cuenta el cuidado del planeta tierra porque solo contempla las ganancias. Venimos de un modelo industrial potente instalado en todo el mundo, pero ahora está desarrollada la idea de la “energía verde”. El capitalismo va transformándose y readaptándose a las nuevas épocas porque solo así logra continuar. Por eso es que surgió la “agenda verde” en instancias internacionales como en la ONU o los discursos del respeto al clima en París el año pasado. Nosotros no compartimos nada con esa “agenda verde”, con el “capitalismo sustentable” o con el discurso ecológico que viene del poder económico mundial porque es una farsa. Es el mismo sistema neoliberal y capitalista que intenta reconvertirse. Creemos que el cambio climático y la enorme emisión de los gases que producen efecto invernadero sobre nuestro planeta vienen de la mano del sistema capitalista. Por eso creemos que no tenemos que cambiar el clima, si no que tenemos que cambiar el sistema capitalista y neoliberal.