En momentos de neoliberalismo crudo en el mundo y de fuerte avance en América Latina, el gobierno de Mauricio Macri comenzó un operativo para instalar la tan esperada (por los sectores empresarios y del poder económico) reforma laboral. Esa reforma se quiere primero impulsar en el sector petrolero, pero está pensada como punta de lanza para luego generar una gran reforma laboral en todo el país.
El gobierno nacional está negociando con el sector petrolero una fuerte flexibilización, impulsada por las principales operadoras y con la aceptación de algunos importantes dirigentes sindicales petroleros de la Patagonia, que ataca directamente las condiciones laborales de los trabajadores en los pozos en los yacimientos y en otros sectores de la actividad hidrocarburíferas.
La iniciativa del ejecutivo en coordinación con las patronales está pensada principalmente para Neuquén en los yacimientos de Vaca Muerta, aunque como gran ensayo previo a introducir las reformas en todo el país.
El objetivo es cumplir con un pedido de las petroleras para “hacer más rentable al sector”, como si no hubiesen obtenido ganancias millonarias en los últimos años en el país. Pero la intención también es mostrarles a los inversores extranjeros que en Argentina hay un gobierno capaz de “avanzar” contra los trabajadores.
El mensaje es que Macri está dispuesto a ir contra los derechos laborales de millones de trabajadores/as en el país para seducir a un sector como el petrolero que es capaz de desembolsar grandes sumas en dólares, si es que obtiene su rentabilidad asegurada. Y esa “seguridad” es la que Macri quiere otorgarles con la reforma laboral. Luego, la reforma la llevarán a los otros sectores de la economía.
Si bien apuntan a reducir el salario petrolero, la punta de lanza de la reforma es ir por las condiciones laborales. El objetivo es flexibilizar aún más el trabajo y habilitar el camino a la renta extraordinaria de las empresas.
¿De qué se trata en concreto?
Entre Macri y las principales empresas petroleras como YPF, PAE, Total (aunque no son las únicas) están impulsando una fuerte modificación al Convenio Colectivo de Trabajo (CCT) para Vaca Muerta con el objetivo de mejorar la “productividad” empresaria reduciendo “costos laborales”.
El proyecto de Macri pretende, por ejemplo, la eliminación de remuneraciones adicionales que cobran los petroleros; la baja de personal en equipos de perforación (reduciendo a la mitad cada equipo, que pasará de 24 a 12 trabajadores aproximadamente), que significa nada más ni nada menos que desocupación o suspensiones; el recorte del salario básico; que trabajadores que hoy trabajan en el yacimiento pero realizando tareas de limpieza o mantenimiento tengan otro encuadramiento a los operarios de torre (claramente significa menos salario); la reducción a la mitad del tiempo de descanso y/o duplicando las horas de trabajo en el yacimiento; la eliminación de las llamadas “horas taxi”, que en la industria se conoce al largo tiempo de viaje de cada trabajador desde sus hogares hasta el yacimiento; contratos de trabajo con plazo de finalización y la posibilidad de suspensión o cancelación en el caso de que la operadora lo necesite; que las operadoras puedan pagar solo las “horas trabajadas”, eliminándose así los beneficios laborales que los trabajadores tienen hoy en los campos petroleros; habilitar la “multifuncionalidad”, que quiere decir que cada trabajador pasará a realizar distintas tareas cuando hoy las realizan distintos trabajadores (como el trabajo en equipos de torre y las tareas de mantenimiento); entre otros puntos.
El neoliberalismo se caracteriza principalmente por la quita de derechos laborales a los trabajadores, desempleo y reducción salarial. Exactamente todo lo que impulsa Macri y las petroleras.
Las excusas son la rentabilidad, la competitividad con otros países y/o la búsqueda de inversiones. En realidad, se trata exactamente de que el neoliberalismo logre un fuerte avance (otro más) en nuestro país de cara al futuro. El objetivo neoliberal es reducir los “costos” de trabajo, llevando a que Argentina se muestre al mundo con una mano de obra barata. Para eso hace falta avanzar en la flexibilización y precariedad laboral, en los despidos, suspensiones y en la reducción del salario. Concretamente estamos hablando de la pérdida de derechos laborales de los trabajadores/as.
Más allá de cómo avance esta reforma en el sector petrolero, el elegido por Macri para comenzar un camino que tiene destino de llegar a todos los sectores de la economía del país, es importante establecer mecanismos urgentes para organizar la defensa de nuestros derechos. Impedir el avance neoliberal sobre los derechos laborales resulta vital para el movimiento obrero en esta etapa.
La trampa de la cuestión corporativa
También es necesario salir de la cuestión corporativa que tenemos los trabajadores/as al defender nuestro sector solamente. Es importante entender que todos somos trabajadores y que si hoy quieren comenzar por los petroleros, en poco tiempo van a querer flexibilizar aún más a los de la construcción, a los estatales, a los docentes, a los metalúrgicos, a los aceiteros, etcétera. Porque no quieren sólo a un sector, quieren flexibilizar a la clase trabajadora.
Salir de la cuestión corporativa implica dar una batalla integral de solidaridad de la clase para defender nuestros derechos y avanzar en derechos futuros de manera integral. No alcanza con visiones parciales, es necesario superar la visión corporativa y pensarnos como clase trabajadora. Por eso resulta fundamental el caso testigo de los trabajadores petroleros.
El movimiento obrero tiene que avanzar en coordinación, unidad de acción, solidaridad, unidad en la lucha y en perspectiva estratégica. Ningún sector se salva solo, la clase trabajadora depende de la clase trabajadora y nada más.
Solo así podremos frenar la reforma y la flexibilización laboral en la Argentina.
Mar del Plata 15 de noviembre de 2016
*Sec. Adjunto CTA Autónoma; Sec. Gral. de FeTERA; Sec. Gral. Luz y Fuerza de Mar del Plata