José Rigane | Sec. Adjunto de la CTA – Autónoma y Sec. General de la FeTERA
Termina el 2016 y lo que se percibe para el futuro en Argentina son más problemas para los trabajadores y los sectores populares. El gobierno de “las corporaciones”, de “los ricos”, de “los empresarios y burócratas sindicales” no para de avanzar en desmedro de los derechos del movimiento obrero.
Por un lado, ratifican el modelo productivo extractivista que profundiza la pérdida de soberanía popular y afirma un futuro complaciente con las grandes multinacionales del campo, de la
minería y de las petroleras. El único resultado posible de esta política es un ataque frontal hacia la soberanía nacional y el conjunto del pueblo. No hay otra posibilidad.
Desde la propia presidencia de la Nación, desde el propio presidente Mauricio Macri, se afirma que la crisis del país tiene que ver con los trabajadores y sus reclamos por sus derechos. Es muy pertinente recordar que este tipo de mecanismos también lo utilizó la dictadura militar de Videla y compañía, aunque también lo utilizó gran parte de los gobiernos de la etapa democrática.
Hay varios ejemplos que prueban esto. El gobierno, a través de Macri o de cualquier otro ministro de su gabinete, se encargó todo este 2016 en expresas ideas y frases que ponen el foco y atacan a los trabajadores cuando quieren defender sus derechos.
En este sentido, desde el gobierno se baja la idea de que hay que discutir los convenios colectivos de trabajo porque son ilimitativos”, poco “flexibles”; hay que discutir salarios de
acuerdo al aumento de la productividad, aunque no hay quien la mida objetivamente (Cavallo en la convertibilidad); hay que limitar el derecho de huelga de los trabajadores; las provincias no se
van a desarrollar si los trabajadores no la sostienen pagando el impuesto al salario, al trabajo, etc.
La prueba piloto de todo esto tiene que ver con las modificaciones al convenio colectivo de trabajo de los petroleros en los yacimientos no convencionales (una idea que desde la Casa
Rosada pretenden expandir a los demás sectores de los trabajadores), donde no se pagarían los días de huelga y se reducirían los equipos petroleros a la mitad (despidos), entre otras
modificaciones que perjudican directamente los derechos conquistados por parte de los trabajadores petroleros.
De esta manera, el gobierno transmite la idea de que Vaca Muerta (la promesa del shale gas y shale oil de Argentina) es inviable si no se bajan los costos laborales reduciendo plantillas, depurando el régimen de horas extras, el tiempo de trabajo y de descanso, provocando la multifuncionalidad para cada trabajador, etc.
Por otra parte, el salario, que para el gobierno pareciera ser el “mal de todos los males”, debe ser limitado a una inflación del 18% para el año próximo. Hay que tener en cuenta que en 2016 los trabajadores ya hemos perdimos entre un 6% a un 15% del poder adquisitivo. Pero de esto el gobierno prefiere no hablar.
Ante esta situación cabe hacerse algunas preguntas: ¿Cómo lograríamos la competitividad sin bajar los costos laborales? ¿Cómo mantendríamos el nivel de ganancia empresaria?
A los formadores de precios (las grandes empresas que dominan en el mercado) no pareciera importarles las necesidades de las mayorías. ¿Necesidades? “bien gracias”, responden los que
mes a mes aumentan un porcentaje que agranda automáticamente la cantidad de pobres del país. Pero claro, según el gobierno la culpa la tiene los trabajadores por reclamar sus derechos.
Desde el punto de vista de los trabajadores organizados, con lo que ha pasado en este 2016 queda demostrado que este gobierno defiende el unicato sindical. Sin lugar a dudas. Por tal
motivo, Macri, Triaca, Marcos Peña, Frigerio o cualquier funcionario de peso del gabinete nacional sólo dialoga con la CGT Tripartita (aunque también se juntaron el viernes pasado a
brindar por Navidad), dado que es lo que más le sirve a su estrategia de entrega de derechos y sometimiento.
De la libertad y democracia sindical mejor ni hablar. No son palabras ni ideas de los CEOs que están en el gobierno, porque democratizar al movimiento organizado en Argentina no les
conviene al poder económico ni al poder político. Pero “libertad y democracia sindical” sí son ejes fundamentales nuestros. Desde la CTA-A creemos que es fundamental de cara al 2017 avanzar
en la lucha por la democratización sindical en nuestro país, que no es otra cosa que la libertad de los trabajadores para organizarse y tener mejores condiciones para pelear por nuestros derechos.
Donde sí el gobierno habló y movió sus fichas fue al garantizar (de allí se entiende el acuerdo con los movimientos sociales) la desocupación domesticada, garantía clientelar y de sometimiento para los que no tienen trabajo. A parte del unicato sindical, el gobierno de Macri alienta el “Pacto Social” porque necesita la conciliación de clases, nada de transformaciones de la sociedad.
El gobierno prefiere hablar de “transformaciones” sólo cuando se habla de “modernidad” o “comunicaciones”. Además, el gobierno alienta -por supuesto- el “posibilismo” porque para ellos en realidad este sistema “no fracasó. Lo que ocurre en nuestro país, según los CEOs del gobierno nacional, es que el sistema “no fue bien aplicado” a la Argentina por culpa de que predominaba el “populismo”.
Desde la CTA – Autónoma, cuyo valor estratégico y de lucha -este quien este en el gobierno- no está en discusión, impulsamos y seguiremos impulsando el camino de la “unidad de acción”.
Este camino seguramente tenga debates, discusiones y no sea sencillo seguir atravesándolo.
Pero seguiremos buscando mejorar el accionar de todas las fuerzas que componen la clase obrera en pos de la unidad y la mejor acción para ir en contra de la política de ajuste; de la
precarización laboral; de los tarifazos; de los despidos y suspensiones arbitrarias; del desmantelamiento de la protesta social; entre otros reclamos. La lista es larga producto de una
política nefasta para los trabajadores y sectores populares. El desafío también es no solamente estar en contra de las políticas de ajuste, sino avanzar en las conquistas y las demandas de los
trabajadores.
El único camino que tenemos los trabajadores, si queremos realmente impulsar medidas que beneficien al conjunto del pueblo, si queremos un país distintos, si queremos que no haya
pobreza, es organizar y desarrollar cada vez más poder propio para avanzar hacia una democracia participativa. Este camino sólo lo garantizamos con organización, lucha, movilización
y procurando lo que el gobierno no quiere, que es el conflicto explicito.
27 de diciembre de 2016
José Rigane | Sec. Adjunto de la CTA y Sec. General de la FeTERA