Mar del Plata, 1 de mayo de 2018
POR LA UNIDAD DE TODA LA CLASE OBRERA
El 1º de mayo de cada año está destacado en el almanaque como feriado nacional (e internacional) inamovible. El homenaje a “los mártires de Chicago” que reclamaban muchas de las reivindicaciones que luego se transformaron en conquistas y derechos, no es un feriado más. Mucho menos para las organizaciones sindicales que recordamos esta fecha como un quiebre histórico en la lucha por la obtención de derechos que hoy parecen básicos.
Aquel 1º de Mayo de 1886, se reclamó con una masiva huelga en Estados Unidos, por la jornada laboral de 8 horas. El reclamo terminó con la condena de 8 trabajadores (5 a la muerte, 3 a prisión). Desde 1889, esa fecha es recordada como el Día Internacional de los Trabajadores y las Trabajadoras. Por eso se trata de una fecha trascendental en la historia de lucha del movimiento obrero contra la explotación del sistema capitalista, una situación que más de 130 años después, permanece vigente.
Hoy, Argentina, Latinoamérica y gran parte del mundo, es nuevamente víctima de un avance del neoliberalismo y un capitalismo cada vez más voraz y destructor. Lo que estamos viviendo en Argentina no es una situación aislada del contexto mundial. Lisa y llanamente, las políticas de ajuste contra la clase trabajadora es un fenómeno mundial que cruza las fronteras sin distinciones.
SOMOS CLASE TRABAJADORA
En términos generales, el movimiento obrero tuvo un gran retroceso en los últimos años, producto de las políticas neoliberales. El sistema capitalista, con su discurso único, avanzó contra el desarrollo organizativo y la representación de los trabajadores a nivel mundial. Por eso, se hace imprescindible recuperar aspectos que en otro momento no tenían discusión: la identidad y la unidad de clase, la esencia del “trabajador”. Porque el capitalismo busca sepultar el sentido de “la clase trabajadora”. Entonces, el movimiento obrero está obligado a replantearse su existencia, su desarrollo, su nivel organizativo, y la democracia, de manera profunda y abierta.
Las organizaciones sindicales debemos ir por la transformación profunda de esta democracia formal desarrollada por el sistema capitalista. Porque más allá de la teoría, para el conjunto de los sectores populares, vivimos en una “Democradura”. Debemos plantearnos un desarrollo superior, para reivindicar los intereses del conjunto del movimiento obrero.
NUEVAS GENERACIONES
Sabemos que no alcanza sólo con la unidad. Debemos sumar a los jóvenes, tener en cuenta a las mujeres con su desarrollo organizativo, e incorporar a los sectores de desocupados, que no son contemplados. Desde la CTA Autónoma, con todas nuestras falencias y limitaciones, lo estamos haciendo, para que aquellos sectores de trabajadores y trabajadoras desocupadas y los movimientos sociales, tengan representación y participación directa, más allá de no pertenecer a ningún sindicato.
También necesitamos que los y las jóvenes se enamoren del movimiento obrero y para que eso pase tienen que conocerlo. Tienen que saber qué es lo que ha sido capaz de hacer en el desarrollo de la Historia, sus logros, luchas y organización histórica. Y ellos y ellas, deben saber que la historia no empieza cuando uno llega al lugar del trabajo (ni tampoco termina cuando se va), sino comprender que eso que están descubriendo, son logros que tienen una larga historia de lucha, organización y desarrollo.
Las nuevas generaciones deben pensar en resolver cómo construir “lo nuevo”, para confrontar con todas las iniciativas capitalistas del futuro. Eso es lo importante. No destinar energía sólo en destruir lo viejo.
Rodolfo Walsh decía: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Los “dueños de la historia” no son tontos. Por eso buscan la atomización de la clase, la pérdida de identidad y la conciencia de clase trabajadora, pregonan la “meritocracia”, el individualismo y la ruptura de los lazos de solidaridad colectiva que siempre tuvimos. La clase trabajadora no debe dejarse engañar por el sistema capitalista.
Debemos continuar la lucha y la organización, sintiendo la lucha del otro como propia, poniéndonos en el lugar de nuestros pares, a pesar de tener distintas necesidades. Tenemos que tener otros valores, los que nos definen como CLASE. No debemos caer en el juego y el engaño que nos plantea el sistema. Debemos tenerlo claro, porque no es un problema solamente de este gobierno, o del que venga, sino que es una característica fundamental del sistema capitalista, cada vez más salvaje.
¡FELIZ DÍA DE LUCHA COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS!
COMISIÓN DIRECTIVA – SINDICATO DE LUZ Y FUERZA DE MAR DEL PLATA