UNA GESTA OBRERA CONTRA LAS INJUSTICIAS – UNA ENSEÑANZA QUE DEBEMOS RECUPERAR
Un hecho de gran trascendencia histórica
Mayo de 1969 quedó marcado para siempre en la historia argentina y del movimiento obrero mundial.
Aquel año, el 29 de mayo, fue el momento culminante de diferentes eventos que confluyeron en “El Cordobazo”, cuando el pueblo de la capital provincial se levantó en su conjunto para repudiar el modelo económico impulsado por la Dictadura de Juan Carlos Onganía y los atropellos laborales y sociales.
Obreros de las más variadas ramas e industrias, junto con estudiantes universitarios, hartos de la represión, los despidos, el congelamiento de salarios y una política económica que implementó una serie de medidas a fin de abrir los mercados internos a los monopolios internacionales, se sublevaron en contra de la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina.
El contexto nacional
En aquel momento, se desactivó la Comisión del Salario mínimo, vital y móvil, se buscó suspender el sábado inglés, único día en que la jornada laboral se reducía a la mitad, se impuso el arbitraje obligatorio en los conflictos laborales y se sancionó una ley de represión automática para huelgas y conflictos sindicales. Además, se intervinieron gran cantidad de sindicatos suspendiéndose sus personerías gremiales.
El gobierno de Onganía, también modificó la Ley de Indemnizaciones por Despidos y aumentó la edad para jubilarse, dictó la llamada «Ley de Represión del Comunismo» (ley 17.401), y bajo la acción de la Dirección de Investigación de Políticas Antidemocráticas (DIPA), persiguió y encarceló a los militantes políticos y sindicales sospechosos, disolvió los partidos políticos e intervino las universidades, que fueron consideradas “centros de subversión y comunismo” por la propaganda oficial. En ese contexto, unos años antes, estudiantes y profesores fueron desalojados violentamente de las universidades por la policía, en lo que se conoció como la “Noche de los Bastones Largos”.
CRONOLOGÍA
La jornada había comenzado con un paro de activo de 37 horas como forma de resistir a un nuevo ajuste de la Dictadura, que esta vez apuntaba a cercenar una de las conquistas históricas del movimiento obrero: el sábado inglés (descanso laboral a partir del mediodía del sábado).
La protesta era impulsada por los trabajadores de Luz y Fuerza, SMATA, y UTA como principales actores de la movilización con sus miles de trabajadores encolumnados que apuntaban a unirse en el centro de la ciudad.
A la convocatoria se habían plegado casi la totalidad de los restantes gremios, así como también los sectores estudiantiles y organizaciones barriales.
También tuvieron un rol preponderante y poco difundido, las mujeres obreras, trabajadoras de diferentes industrias vinculadas principalmente a las autopartes, que se sumaron a Agustín Tosco, Elpidio Torres y Atilio López, estos últimos, secretarios generales respectivamente de los sindicatos SMATA (mecánicos) y Unión Tranviarios Automotor.
SE DEBILITA EL GOBIERNO MILITAR
Ese fue el principio del fin del Gobierno autoritario de Juan Carlos Onganía y el comienzo de un proceso de ascenso de las luchas de los trabajadores y trabajadoras en Argentina que iba a tener, en 1975, con las Coordinadoras Fabriles, su momento más alto.
En el Cordobazo, se hizo realidad en las calles la unidad obrero-estudiantil. El Cordobazo demostró que el pueblo unido en la calle es imparable. También, que son los mismos trabajadores y las trabajadoras quienes deben ser los protagonistas de su liberación.
Fue a partir de aquella gesta, que la figura del “Gringo” Agustín Tosco, dirigente máximo de Luz y Fuerza de Córdoba, pasó a ser un referente nacional para el movimiento obrero combativo y revolucionario. Su figura hoy, sigue más vigente que nunca cada vez que hablamos de sindicalismo combativo y con conciencia de clase.
Desde la cárcel de Rawson Tosco definió al Cordobazo como “la expresión militante del más alto nivel cuantitativo y cualitativo, de la toma de conciencia de un pueblo en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días».
JOSÉ RIGANE PRESENTE
Nuestro Sindicato, mucho más acá en el tiempo, pero con los genes lucifuercistas que marcaron a Tosco, tiene a José Rigane como nuestro máximo referente. José siempre recordaba con anhelo lo vivido y lo leído de aquellos revolucionarios años 70 y las luchas del movimiento obrero organizado. Y a su manera y salvando las diferencias de épocas, impulsó siempre, en Luz y Fuerza de Mar del Plata, en la FeTERA y en la CTA Autónoma, la lucha y la organización por una sociedad más justa e igualitaria.
Hoy, a 51 años del Cordobazo, queremos, como cada fin de mayo, homenajear a los hombres y las mujeres de aquellos años por lo logrado. Pero también para reivindicar la lucha de toda la clase obrera como el único camino posible para defender y seguir conquistando derechos y reivindicaciones.
Sabemos que no son tiempos fáciles. Que al panorama ya de por sí muy complejo que vivíamos, se suma la pandemia y la crisis fenomenal que ha desatado un capitalismo cada vez más concentrado y ligado al cambio climático de consecuencias, previsiblemente desastrosas para toda nuestra especie.
Pero, como hemos afirmado en varias oportunidades, las y los trabajadores sabemos lo que es luchar, caerse, levantarse y obtener conquistas.
Por eso mismo, convocamos a seguir luchando, juntos y juntas, con la identidad de clase que no debemos perder, tal como lo hicieron aquellos hombres y mujeres de 1969. Porque sabemos que otro mundo, otra sociedad y otra forma de vida, para todos y todas es posible y necesaria.