Ayer, 18 de diciembre, la Selección Argentina de Fútbol nos regaló una de las más grandes alegrías que podemos vivir como pueblo. Somos Campeón del Mundo, después de 36 años, sumando la tercera estrella y provocando el festejo de millones a lo largo y ancho del territorio.
A comienzos de noviembre decíamos: «La cita mundialista nos une como argentinos y estamos muy ilusionados y expectantes por el desempeño deportivo del equipo, representado por Lionel Messi y compañía. Acá no existen rivalidades, grietas ni diferencias. Cada uno de nosotros y nosotras, desde nuestro lugar, estaremos alentando, acompañando e hinchando por nuestros colores, a quienes nos representarán en Qatar 2022. Más allá de lo futbolístico, deseamos y nos convocamos a trabajar y militar todo el año por esta unidad, desde todos los sectores.»
Ahora, con el título confirmado, recuperamos esas palabras para reafirmar que lo vivido el último mes, en las calles, en las casas, en los lugares de trabajo, en los estadios de Qatar, es una demostración de la importancia de la unidad.
La unidad de todo el plantel (jugadores y cuerpo técnico), trabajando con humildad y conciencia, por un objetivo común, tirando todos para el mismo lado, es una metáfora de lo que queremos como sociedad.
Desde que comenzó a vivirse el Mundial, hace más de un mes, fuimos testigos de la alegría popular. A medida que pasaban los partidos, los festejos en las calles nos unían con los colores celeste y blanco
Ahora, más allá de lo futbolístico, deseamos y nos convocamos a trabajar y militar todo el año por esta unidad, desde todos los sectores.
Hoy, gracias a un título deportivo, todos y todas estamos un poco más felices. Seguramente no somos el mejor país del mundo y hay muchas cosas que no nos gustan, que nos salen mal y problemas de fondo que debemos corregir. Pero también, sin lugar a dudas, tampoco somos ese país tan malo y sin destino del que tantas veces nos intentan convencer.
Compañeros y compañeras: celebremos, nos merecemos este festejo. Y además, continuemos luchando codo a codo, día a día, por un país todavía más grande y más igualitario.
Felicidades, Campeones del Mundo!