Compartimos un texto elaborado por una Psicóloga a pedido nuestro, para reflexionar sobre la situación particular que estamos viviendo de aislamiento, distanciamiento y ausencias de encuentros colectivos y sociales.
María Belén Sica es Licenciada en Psicología y atiende también por el FOSOLyF de nuestro Sindicato:
El aislamiento social preventivo y obligatorio nos toma por sorpresa, irrumpe, nos saca de los lugares conocidos y habituales y nos obliga, sin ensayo mediante, a encontrar rápidamente nuevas modalidades de funcionar y actuar.
Desde que nacemos, los seres humanos vamos construyendo, a partir de los vínculos primarios al comienzo pero luego desde el encuentro con los otros y las vivencias personales, un entramado que nos permite abordar la realidad, mirar el mundo, elaborar estrategias para dar respuesta a ciertos interrogantes y así vamos funcionando. Las “crisis” pueden poner a prueba dichas estrategias; “perdemos momentáneamente las letras o el orden de las letras, perdemos la brújula” al decir de la psicoanalista Silvia Amigo. Pero siempre que se ha escrito una letra en una historia se la puede recuperar.
Hoy la pandemia pone a prueba nuestras estrategias, nuestros recursos. Defensivamente pareciera que hay una necesidad de negar la situación sin precedentes que nos atraviesa a todos y en todas partes; seguimos como si nada pasara, pegados a un ideal, cuando las condiciones actuales están muy lejos de serlo, sumidos en una ilusión de no perder el tiempo, como una manera de no perder nada, sin saber (sabiendo) que de todas formas siempre algo se pierde.
Aprendizajes virtuales y tecnológicos, nos convocan a una adaptación inmediata a nuevos formatos y modalidades de interacción reducidos a una pantalla, donde las emociones parecen tener poco lugar; preocupación, incertidumbre, tristeza, esperanza. Y mientras la realidad se muestra compleja, los niños y adolescentes vienen a enseñarnos de flexibilidad y paciencia en muchos casos, entendiendo con facilidad un mensaje de cuidado propio y hacia los demás. Respondiendo a una cantidad de tareas escolares, se ordenan y desordenan, mirando a los adultos que hacen no lo Ideal sino lo posible. No es tiempo de presiones. Los niños también se angustian, se ponen tristes, se aburren y no está mal que eso suceda si los podemos acompañar y contener porque es ahí donde la creatividad puede surgir.
Hay un costo psíquico, no es sin consecuencias; habrá que dar lugar y crear los espacios necesarios para tramitar e inscribir percepciones, sensaciones, sentimientos. “Quedarse en casa”, es también, quedarse adentro de cada uno para buscar nuevas formas, para conectarse con lo mas primario que no significa desarmarse sino intentar, desde allí, encontrar estrategias propias, singulares.
*Por Lic. María Belén Sica M.P. N°46.937
Mar del Plata, 14 de mayo de 2020