“Cuando se trata de tener una mirada sobre aquellos que nunca renunciaron a su clase, aquellos que se sintieron orgullosos de ser obreros y pusieron en correspondencia lo que dijeron con lo que hicieron, hablamos de Agustín Tosco». José Rigane
Este 29 de mayo se cumplen 52 años de aquella gesta obrera marcada a fuego en la historia argentina. Ese día de 1969 fue el momento culminante de diferentes eventos que confluyeron en “El Cordobazo”, cuando el pueblo de la capital provincial se levantó en su conjunto para repudiar el modelo económico impulsado por la Dictadura de Juan Carlos Onganía y los atropellos laborales y sociales
Recuperamos fragmentos de un texto del investigador Agustín Nieto, de “Historia Obrera”, quien realiza una crónica de las semanas previas hasta llegar a la gran movilización del 29 de mayo.
El 1º de mayo de 1969 la policía cordobesa impidió la realización de actos en la vía pública. Al mediodía, el movimiento estudiantil organizó un acto en el comedor universitario con la participación del dirigente sindical Agustín Tosco. Horas más tarde, un nuevo acto se realizó en la sede de la CGT con la participación de dirigentes estudiantiles. Los días posteriores se llevaron a cabo distintas reuniones y paros sectoriales. El 16 de mayo se realizó un paro general que tuvo la adhesión de la Federación Universitaria de Córdoba. El 17 de mayo hubo enfrentamientos entre la policía y un numeroso grupo de manifestantes que se encontraba haciendo un acto relámpago. El 18 de mayo el movimiento estudiantil iniciaba las “jornadas de agitación y lucha”. La manifestación fue interceptada por la policía y comenzó un fuerte enfrentamiento. Esa misma noche fue detenido por 24 horas Agustín Tosco. En Tucumán, Corrientes, Santa Fe, Neuquén y otras provincias, estaban ocurriendo procesos similares.
Con el correr de los días la situación fue poniéndose más tensa, se multiplicaron los actos, las asambleas, los paros, las movilizaciones y los enfrentamientos con la policía. A ese ritmo se fue fraguando la idea de un paro general por 48 horas para los días 29 y 30 de mayo. El 22 de mayo el cuerpo de delegados del SMATA ratificó la decisión de hacer un paro general. Fue al calor de estos últimos sucesos que la unidad obrero-estudiantil tomó forma y contenido.
CORDOBA Y SU “AZO”
El 29 de mayo personal de las distintas fábricas y comercios abandonaron sus puestos de trabajo y se dirigieron hacia el centro de Córdoba. La adhesión a la huelga fue del 98%. La afluencia de huelguistas se daba desde distintos barrios de la ciudad. Con la totalidad de sus efectivos en la calle, la policía comenzó una inusitada y desmedida represión que desbordó todo cálculo y abrió las puertas a lo imprevisible: la insurrección popular.
Pasado el mediodía, los enfrentamientos se multiplicaron. La capacidad de acción de huelguistas y estudiantes sobrepasó a la policía que comenzó lentamente a replegarse. Hacia media tarde la ciudad quedó bajo control de los y las insurrectas. Pero no fue hasta el sábado 31 a la tarde que la insurrección pudo ser sofocada por el ejército. Fueron tres días que hicieron estallar el calendario. La movilización de la clase obrera y el movimiento estudiantil habían hecho retroceder a la policía y se habían reapropiado de su ciudad. El gobierno y las clases dominantes ya sabían que nada sería como antes.
LAS MUJERES DEL CORDOBAZO
Recuperando la nota de la Investigadora Andrea Andújar titulada “El Cordobazo, las barricadas y las mujeres” vemos que la presencia de las mujeres en esas jornadas de protesta no fue tan multitudinaria como la de los varones. El descontento más profundo en ese momento, estaba entre los trabajadores automotrices, metalúrgicos y de la energía eléctrica y las mujeres no integraban esa fuerza laboral.
Pero las mujeres estuvieron presentes de múltiples maneras y por distintos motivos. Algunas participaron activamente en la movilización, otras lo hicieron desde sus márgenes; algunas fueron para acompañar a sus maridos, otras en solidaridad con ellos y los estudiantes reprimidos; algunas se enfrentaron a la policía, otras dieron refugio a los manifestantes. Algunas estuvieron allí porque la dureza de la política represiva del gobierno no las había dejado al margen. Otras, porque tampoco habían quedado afuera de los efectos críticos de la política económica. Pero fuese por las razones que fuese, esa participación les cambió la vida. Como sostiene la historiadora Ana Noguera en las páginas que prologan el libro “El Cordobazo de las Mujeres” de Bibiana Fulchieri, el estar allí, marchando y protestando, escuchando los discursos sobre una Córdoba resistente y revolucionaria, las impulsó a involucrarse en política como nunca antes lo habían hecho para luchar por un mundo mejor, sin desigualdades ni opresiones de ningún tipo.
EL CORDOBAZO HOY
El Cordobazo abrió horizontes emancipatorios palpables y concretos para una generación que hoy nos queda muy lejana. A 52 años del Cordobazo, sus fantasmas nos siguen increpando e interpelando: ¿es la revolución un sueño imposible?
Sabemos que el presente no es la proyección inerte de lo que pasó sino la arena donde se definen los sentidos del porvenir. Esa fue la batalla de quienes protagonizaron el Cordobazo, ese es su legado. Y pide redención.
Mar del Plata, 29 de mayo de 2021.
SINDICATO DE LUZ Y FUERZA DE MAR DEL PLATA