A partir del 1º de marzo de este año, el imperialismo en general y EE.UU en particular han ingresado en una triple crisis, por lo tanto mucho más profunda que la del 2008.
EE.UU. no puede pagar los casi 19 billones de dólares solamente de deuda de su administración central, una crisis energética que denuncia taxativamente la más prestigiosa publicación mundial sobre temas petroleros “Petroleum Review” donde sostiene sin miramientos que el gas y el petróleo no convencional, son una burbuja que significa destrucción de capital superior a la que realizaron los bancos en el 2008. Como efecto de las dos anteriores, una crisis ambiental que incide sobre el precio de los alimentos creando una hiperinflación de los mismos. Esta fiesta pretenden hacérsela pagar a los pueblos del mundo y se han propuesto una estrategia de desestabilizar tres países a la vez: Siria, Ucrania y Venezuela. La provocación es a dos puntas, del punto de vista geopolítico y a su vez de apropiación de los bienes esencialmente energéticos, pero no sólo, lo cual implica también una seria advertencia para los pueblos que quieren sostener o recuperar su soberanía. En el caso especial de Venezuela, la idea es fundamentalmente apropiarse de las reservas petroleras más grandes del mundo pero además de la segunda cuenca acuífera de América del Sud, la segunda reserva mundial de coltán y una cantidad de oro aun no prospectada. Hacer caer a Venezuela es poner el pie en Sud América, esencialmente en el Amazonas y de ahí, por supuesto, en Ecuador y Bolivia pero también a los demás pueblos. Entonces solidarizarse fraterna y activamente con la clase obrera y el pueblo venezolano es un imperativo categórico que la FeTERA asume con absoluta integridad. Entendemos que la CTA y todas las organizaciones que representan al movimiento obrero y al campo popular deben incorporar a cualquier lucha reivindicativa un pronunciamiento de reproche clasista advirtiendo que no permitiremos que los hermanos de la República Bolivariana de Venezuela sean mancillados.