La emigración, que ha estado presente en la historia de la humanidad, ha ido incremen-tándose paulatinamente en estos últimos años.
Los motivos que originan el traslado de personas a otros lugares más desarrollados son fundamentalmente de índole económica.
Los emigrantes buscan mejorar su calidad de vida a través de la obtención de un empleo en países que ofrecen en este sentido mejores perspectivas que los suyos de origen.
Los flujos migratorios, se han visto acentuados por la globalización y se han convertido en unos de los procesos económicos y sociales más importante debido a que afectan cada vez más a un mayor número de países y personas.
La migración internacional es una cuestión cada vez más importante en la economía mundial actual. Hoy, casi todos los países se ven afectados por este fenómeno, sea como países de origen, de tránsito o de destino.
Hay una creciente movilidad de las personas en busca de mejores oportunidades (o sólo oportunidades), mayor calidad de vida y seguridad, buscan un futuro para ellos o sus hijos, es un tema que va adquiriendo mayor entidad y presencia en las políticas de cooperación y desarrollo.
Lo fundamental de las actuales migraciones está relacionado directa o indirectamente, en un alto porcentaje, con el mundo del trabajo.
175 millones de personas viven fuera de sus países natales o de ciudadanía, 86 millones forman parte de la población activa, siendo la mitad mujeres.
También habría que destacar que la mitad de los migrantes van de un país en desarrollo a otro y que sólo el 4,2 % del total de la fuerza laboral en los países desarrollados son trabajadores/as migrantes.
¿Cuáles son los factores que contribuyen a la migración?:
– mejorar las condiciones de vida
– la pobreza
– las guerras, el hambre
– la represión
– las desigualdades de ingresos
La perspectiva es que la migración va a continuar y posiblemente aumentar, a saber:
– déficit de trabajo decente
– falta de oportunidad de empleo
– disparidades económicas
– el déficit demográfico y el envejecimiento de la población de los países denominados ricos.
{{{EL IMPACTO DE LA MIGRACIÓN EN LOS PAÍSES DE ORIGEN.}}}
Sin desconocer los efectos negativos, los países de origen han considerado tradicionalmente que la migración aporta una contribución neta positiva y negativa de desarrollo.
Algunos ejemplos:
– reducción de la presión demográfica y el desempleo
– las remesas y otras transferencias económicas: flujos monetarios y desinversión que contribuyen al crecimiento de la productividad y desarrollo económico. Las remesas son después de la inversión extranjera directa, la fuente más importante de financiación exterior de los países en desarrollo y una de las principales fuentes de divisas.
En el 2.001, supusieron 72.300 millones de dólares, ó el 1,3 % del PBI conjunto de los países en vía de desarrollo.
En la mayoría de los casos, las remesas superan con creces las cifras de ayuda oficial al desarrollo.
Por ejemplo, las remesas de los trabajadores migrantes de América Latina y el Caribe superaron los 38.000 millones de dólares en 2.003, excediendo el total de inversión extranjera directa para la región.
La migración de personas calificadas, comúnmente conocida como fuga de cerebros.
Los costos sociales, la desintegración familiar y social.
{{{EL IMPACTO DE LA MIGRACIÓN EN LOS PAÍSES DE DESTINO}}}
En términos generales se puede afirmar que los inmigrantes contribuyen en forma general y positiva en las sociedades que los acogen.
Los países con mayor número de inmigrantes figuran entre los que tienen mayor éxito económico: EE:UU, Canadá, Australia, Alemania, Suiza, etc.
En general, en épocas de bonanza económica, los inmigrantes suponen aumentos de demanda agregada y complementan la cualificación de la fuerza laboral nacional.
La migración suele tener un impacto negativo en los salarios, condiciones de trabajo, jornada laboral, seguridad e higiene del trabajo, etc. y además los inmigrantes realizan las tareas menos calificadas en el ámbito laboral y soportan privación de la libertad sindical y de los derechos sindicales, discriminación y exclusión social.
Las consecuencias aquí también son positivas y negativas, entre las primeras podemos citar:
– diversidad de la fuerza de trabajo
– rejuvenecimiento de la población
– crecimiento económico sin presiones inflacionistas
– población más variada, diversa y dinámica culturalmente
– aporte a los sistemas de aseguramiento (seguridad social) e impositivos
Entre las segundas se encuentran:
– incorporación de trabajadores migrantes irregulares a la economía informal
– xenofobia y racismo
– tensiones étnicas
– pueden aparecer ghetos si no hay integración
– fragmentación de la clase trabajadora y segmentación del mercado de trabajo
– la confrontación puede crecer entre trabajadores nacionales y extranjeros por el puesto de trabajo.
La diferencia de salarios de los trabajadores migrantes no responde únicamente a las diferencias de formación e instrucción, si no que existe una real discriminación. En EE.UU. en 1998, el salario horario de inmigrantes de varones era un 23% más bajo que los nacionales, a causa de una creciente concentración de inmigrantes con bajos niveles educativos.
España no está al margen de lo que acontece en todo el mundo y en los últimos cincuenta años ha pasado de ser un país cuya población necesitaba emigrar al exterior para mejorar sus condiciones de vida, a ser receptor de trabajadores emigrantes.
Llegan a España, fundamentalmente, contingentes, en su gran mayoría, del norte de África, de Latinoamérica, siendo en este caso el principal país de aporte Ecuador, y de los países centroeuropeos, aunque consideran que en los últimos años el flujo migratorio de América Latina es el más importante.
Según las encuestas que realizan empresas españolas, el 50 % de los inmigrantes vienen a España por invitación de familiares y amigos es decir que hay una red social que se autoalimenta.
Recientemente, la mayoría de los diarios españoles daban cuenta que la desocupación y la seguridad social alcanzan sus mejores cifras gracias a la inmigración ( ver diario El País de España, del 3/6/05 ).
El diario El Mundo del mismo día citado, afirma que el 56,3% de las altas en la seguridad social fueron de inmigrantes extracomunitarios y la desocupación bajó en 88.552 personas gracias a la regularización de los inmigrantes y también a un cambio estadístico más seguro.
Queda claro que las organizaciones sindicales tenemos mucho que aportar a esta realidad de movilidad creciente, en el marco de iniciativas políticas de integración, cooperación y solidaridad internacional, sobre todo cuando existe una política globalizadora de la exclusión, sometimiento, que genera más y más desigualdades, en un marco creciente de la pobreza y una distribución regresiva de la riqueza.
José Rigane