Con motivo de cumplirse este 24 de marzo el trigésimo aniversario del golpe de la dictadura militar -y sus cómplices- que instauró el terrorismo de Estado, dejando un saldo de más de 30 mil detenidos desaparecidos, el Sindicato Luz y Fuerza Mar del Plata quiere reafirmar que los valores, los principios, los objetivos y los sueños de aquella generación, perseguida y masacrada, siguen vigentes.
Queremos destacar la entrega militante en pos de una Argentina distinta, de una Argentina más justa, con más democracia y libertad. Valores que, pese al golpe y las consecuencias que todavía hoy sufrimos, siguen estando pendientes, siguen siendo banderas. Banderas que este golpe de la dictadura militar -y sus cómplices-, el más sangriento de nuestra historia, intentó arriar a fuerza de instaurar una de las noches más largas y oscuras de las que se tenga conocimiento en nuestro país. Fue este proceso el que estableció la persecución, la represión y la desaparición como políticas de Estado, el mismo que también se encargó de suprimir, derogar y sepultar los derechos laborales y la dignidad de la clase obrera. El mismo que articuló con eficiencia científica el terrorismo y la represión, mientras instalaba un modelo económico que en su esencia sigue vigente.
Fue un golpe como otros promovidos en la década del ’70, que se inspiraron y dirigieron desde Estados Unidos, y tuvieron un correlato y una organización regional a través del Plan Cóndor.
Sin duda los trabajadores, y especialmente los organismos de Derechos Humanos en general, y en particular, las Madres de Plaza de Mayo, fuimos los sectores que impulsamos la lucha por el esclarecimiento, la denuncia y la búsqueda en cada rincón de un país, en el que se sospechaba desde el inicio del golpe, y luego se comprobaría terriblemente, que se había transformado en un gran campo de concentración.
Los trabajadores lucifuercistas, en ese contexto, como en tantos otros, junto con otras organizaciones del movimiento obrero, fuimos protagonistas de la resistencia. Nuestra conducción gremial fue desmembrada, cientos de compañeros fueron cesanteados por su sola condición de delegados o militantes. Los compañeros jamás bajaron sus brazos, resistieron. A ellos hoy brindamos honor y el más sincero recuerdo, a los que sufrieron en carne propia el martirologio de la represión, el despido, la persecución, y la muerte.
Esta situación que describimos en general y hasta nos puede parecer abstracta, en realidad es bien palpable en casos como el del doctor Norberto Centeno, una de las víctimas de la “Noche de las Corbatas”, torturado hasta la muerte, y cuyo cuerpo apareció a partir del armado de un supuesto enfrentamiento que fraguaban los militares y que difundían con ridiculez y complicidad de los medios de la época. O como “la Coca” María del Carmen Maggi que, además de ser decana de la Facultad de Humanidades, tenía a su cargo actividades de capacitación en nuestro gremio, antes del inicio del golpe, cuando fue secuestrada y desaparecida.
Queremos decir, claramente, que parte de los objetivos trazados con el inicio de la dictadura permanecen y se evidencian en la tardanza y en la ausencia de la justicia, en el manejo o el desmanejo de la política, en los intereses ajenos -y opuestos al pueblo- de la economía, que facilita la instalación de las multinacionales y entierra los intereses genuinos, mientras enajena el Patrimonio Nacional. Y en la carencia de las políticas sociales o su intencionalidad clientelar.
En esta democracia que por momentos se comporta como una ‘democradura’, vivimos tiempos difíciles, en los que se hace más necesario que nunca, imprescindible, construir poder. Un poder propio, de los trabajadores. Para terminar con las políticas liberales y neo liberales y poder, entre todos, forjar un horizonte hacia otra Argentina en la que la vida merezca ser vivida.
A 30 años, siguen vigentes aquellos objetivos de vida, aquellas banderas que buscan hacer de la Argentina una Nación, con una justa distribución de la riqueza; con más democracia, y totalmente soberana.