Poner sobre la mesa los derechos de los trabajadores como base para desarrollar una propuesta de país diferente. Por José Rigane
La semana pasada se cumplieron 44 años del Cordobazo, cuando trabajadores organizados, estudiantes y el pueblo realizaba aquella gesta gloriosa que marcó a la historia del movimiento obrero argentino.
Una iniciativa que no tuvo nada de espontánea, sino que fue producto de la organización y lucha de los trabajadores, con Agustín Tosco como principal dirigente, y con Atilio López, Rene, Salamanca, Elpidio,Torres, con Felipe, Alberti, Taurino, Atencio, con Caneye,y tantos otros. También con las columnas de SITRAC-SITRAM, de SMATA, LUZ Y FUERZA DE CORDOBA y todos los estudiantes universitarios que acompañaron ese impresionante levantamiento popular que puso el punto final a la dictadura de Onganía.
El Cordobazo fue un levantamiento contra la falta de democracia y contra la falta de derechos de los trabajadores, porque el poder adquisitivo había sido diezmado. No había libertad porque las políticas estaban orientadas en apoyar las ganancias extremas de los grupos multinacionales y para garantizar eso se necesitaba atacar el bolsillo de los trabajadores.
La CTA realizó el paró nacional del 29 de mayo pasado con esa historia por detrás, cumpliendo la acción decidida en el Congreso Extraordinario de abril de este año. No surgió de la espontaneidad, ni tampoco porque estamos en contra ni a favor de un gobierno. Impulsamos el paro nacional porque tenemos reivindicaciones que nos pertenecen, que reclamamos y que necesitamos resolverlas.
En el año 2007, unos 500 mil trabajadores aportaban el Impuesto a las Ganancias, hoy ya somos más de 2.300.000 quienes aportamos ese impuesto al trabajo. Desde la CTA siempre rechazamos esto porque creemos que el salario no es ganancia. Las ganancias son las que se están llevando las grandes empresas hoy en Argentina. Esas son las reales ganancias. El salario de un trabajador no tiene nada que ver con la ganancia. Los trabajadores deberíamos tener sueldos para vivir con dignidad, con felicidad y no solamente para cubrir las necesidades elementales de la vida.
También creemos que los hijos de los trabajadores son todos iguales, no puede haber diferencias, ni discriminación alguna. Hoy existe un tope para que algunos cobren la asignación familiar y otros no puedan hacerlo. Esto hace que 2.500.000 de hijos de trabajadores no tengan posibilidad de cobrar estas asignaciones. La universalización de este derecho es la garantía de su consolidación.
Otro punto por el cual realizamos el paro nacional y creemos que tiene que estar en la agenda pública es el 82% de los compañeros jubilados, porque el 70% de ellos cobra $2.165. ¿Quién puede vivir con $2.165 por mes? Desde la CTA reclamamos un salario básico de $5.000 y un haber para los jubilados que sea también de $5.000.
En Argentina queremos paritarias libres porque no se puede llevar adelante una negociación salarial con el techo impuesto por el Gobierno nacional como límite. A este Gobierno le reconocemos la decisión política de poner en vigencia las paritarias que nos permitió volver a la mesa de discusión con el patrón sobre el aumento salarial, pero le criticamos que en las paritarias no puede tener ni piso ni techo, tienen que ser libres para que los trabajadores puedan resolver la solución de los aumentos salariales con la patronal, y no por decreto del Gobierno, como sucede, por ejemplo, con los docentes. ¡No corresponde!
Pero la CTA también paró por reivindicaciones que exceden a los reclamos propios de los trabajadores. Por eso, en la agenda de la central seguimos impulsando el fuerte rechazo a la Ley Antiterrorista, que no tiene nada que ver con la idea de democracia. Mucho menos con la idea de que esa democracia sea participativa. La Ley Antiterrorista no tiene nada que ver con una mayor posibilidad de participación de la gente; es una amenaza constante, impulsada por el ejecutivo y aprobada por el Congreso, a cualquier intento de organización, lucha y resistencia del pueblo.
En esta misma dirección se podría enumerar otras reivindicaciones, como el rechazo al modelo productivo extractivista que, bajo la lógica del saqueo, destruye nuestro hermoso territorio nacional y genera muerte en la población con gravísimas consecuencias a corto, mediano y largo plazo. En este mismo sentido, esa enajenación sobre la tierra produce que hoy haya serias agresiones a los pueblos originarios, como están sufriendo hoy los Qom.
La CTA propone y lleva adelante la unidad en acción del conjunto de la clase trabajadora y los sectores populares. Esto tiene que ver con encontrarse en la lucha con aquéllos que poseen las mismas reivindicaciones y que sufren lo mismo que estamos denunciando. Hugo Moyano, Secretario General de la CGT, decidió privilegiar el acto electoral y el posicionamiento político partidario y eso es un derecho que cada uno tiene. Pero también es la demostración de lo que es unidad de acción. Nosotros creemos que la política de unidad no es un acuerdo institucional, si no que tiene que ver con salir a la calle a pelear por lo nuestro. Esa es la única unidad de acción que entendemos, porque es la única y genuina unidad de acción que podemos tener los trabajadores y sus organizaciones.
Este paro nacional fue la continuidad de la política que la CTA lleva adelante desde siempre, pero que desde 2011 decidimos impulsar efectivamente. Tuvo como objetivo principal la modificación de la distribución de la riqueza a partir de la discusión de los ingresos de los trabajadores. No hay política social más contundente que la distribución real de la riqueza. Pero para distribuir realmente la riqueza en Argentina es necesario tocarle el bolsillo a las multinacionales.